Fernando vende sopas… pero congeladas
Hace varios años Fernando Franco venía con la idea de hacer sopas, montar un negocio y recorrer los barrios de Bucaramanga.
Sin embargo, no se veía muy cómodo en esta tarea.
En enero de este año se le ocurrió que sí podía vender sopas, pero pensó: ¿por qué no congeladas?
Así dio inicio a su nueva actividad que combina con su quehacer diario como abogado.
“Fue algo que se me ‘chispotió’, como dicen. Yo venía hace rato pensando en eso pero este año fue que dije: en vez de vender sopas calientes voy a empacarlas y venderlas congeladas para que las gente se las lleve y las consuma cuando quiera”, dice.
De esta forma contrató los servicios de una experta chef de restaurante, se asesoró con ingenieros de alimentos y tras varias pruebas comenzó con un menú de sopas caseras como mute, ajiaco campesino, ajiaco santafereño, patacón y verduras.
Montó una planta de preparación de alimentos tal y como lo exige el Invima y se lanzó al mercado.
“Me gusta el comercio, pensar en opciones y oportunidades nuevas de trabajo, así que arranqué”.
El proceso consta de una buena preparación de la sopa que luego es sometida a enfriamiento, se empaca, se sella y vuelve a enfriamiento hasta llegar al congelador.
Hasta el momento su idea ha calado en varios de los supermercados de la ciudad como Cotracolta, Más por Menos, y está en proceso de codificación con Comfenalco. También está haciendo gestiones para entrar a Bogotá y Cúcuta y su próxima meta es estar en las tiendas de la ciudad.