Es cuestión de costumbre
Por Fabio Peña, editor Gente de Cabecera
Ahora que están tan atentas las autoridades cazando infractores de tránsito, especialmente borrachos al volante, se ha desatado una ola de comentarios en torno a esta situación.
Algunos aceptan el accionar de la autoridad, otros consideran abusivo su proceder, pero unos y otros están pensando que llegó la hora de tomar medidas al respecto.
Y esas medidas deben surgir de nosotros mismos.
En una ciudad como Bucaramanga y su área metropolitana donde se acostumbraba a consumir licor y manejar, muchos ya lo están pensando.
Hace poco era inconcebible no llevar el carro a una fiesta, hoy ya se duda.
Y la verdad es algo elemental que no debe generar duda alguna. Estábamos era en mora de tomar los correctivos necesarios, cosa que a algunos les cuesta trabajo, pero que con el tiempo se va entendiendo y asimilando de manera reflexiva.
Hace unos años, cuando se impuso el uso del cinturón de seguridad, muchos protestaron, dijeron que era incómodo, que apretaba, que no protegía sino que obstruía. Incluso los taxistas dijeron que los iban a atracar más.
Hoy, todo el mundo celebra y es un acto casi que inconsciente subirse al auto y ponerse el cinturón.
Igual sucedió con el casco para los motociclistas. Dijeron que era antihigiénico, que provocaba calor, que se convertiría en máscara para los hampones, pero al final ha salvado más de una vida.
Lo mismo debe pasar ahora con la prohibición de conducir bajo los efectos del alcohol. Poco a poco iremos tomando conciencia de que es una medida sana, que nos ayuda y que evita muchas muertes, daños materiales y tristezas.
Es cuestión de acostumbrarnos y de acatar lo que dice la ley y a las autoridades les corresponde seguir aplicando la medida que, vale decir, no es nueva.