Hábil para las letras… y los números
‘Brillo y solo birlo de una madre’. Así se llama el primer poema que Jaime del Valle escribió cuando tenía 8 años.
La celebración del Día de la Madre fue la ocasión en la que descubrió que tenía habilidades para escribir en verso.
“Nos pidieron hacer una tarjeta para ese día y yo salí con ese poema. La profesora quedó impresionada y luego cuando se lo regalé a mi mamá a ella le gustó y me dijo que yo tenía un tío paterno que escribía poemas. Después me enteré que mi abuelo paterno hacía lo que yo hago ahora” dijo Jaime Andrés del Valle Ortiz, quien hoy, a sus 36 años publica su primer libro de poesías.
Aunque lo lleva en la sangre escribir poemas es también una pasión que comparte con sus labores diarias, pues además de ser un seguidor de las letras, también lo es de los números.
Luego de salir bachiller del colegio San José de La Salle ingresó a la Universidad Autónoma de Bucaramanga para estudiar Ingeniería Financiera.
“Soy una mezcla de todo. Mi mamá es administradora de empresas y mi papá era economista, así que las finanzas son parte fundamental en mi educación, pero me quedé con el gen de escribir y para mí es un espacio que cuando escribo los números pasan a ser un segundo plano… aunque he escrito un poema con números, se llama ‘De cero a diez’. Pienso que tener estas dos habilidades (letras y números) me han hecho un hombre afortunado y exitoso, tanto en lo laboral como lo personal”, contó Jaime, quien trabaja en Financial Controller, una multinacional prestadora de servicios petroleros.
Aunque no están en el libro, Jaime también ha escrito varios poemas en inglés.
Un gusto bien pulido
Desde esa fiesta de la madre, en 1985, Jaime empezó a escribir, escribir y escribir probando así sus destrezas gramaticales y lingüísticas.
Luego leyó a Pablo Neruda.
Aprender de este autor chileno lo llevó a tener siempre en su mesa de noche un bolígrafo y un papel, pues era en esas horas cuando llegaba la inspiración.
“Incluso ahora que viajo mucho por el trabajo mantengo mis herramientas de apuntes a la mano porque cuando la inspiración llega es como si tuviera muchas palabras atravesadas en la cabeza”.
A la par de sus lecturas estuvieron también sus profesores de colegio, en especial Orlando de quien no recuerda el apellido, pero sí su empeño en pulirlo durante el bachillerato.
Sin embargo los que más se beneficiaron con su inspiración fueron sus compañeros de colegio, pues para hacer sus conquistas de adolescencia le pedían poemas y él a cambio se los daba por dinero, empanada o gaseosa.
Su libro
En 100 páginas de papel reciclado están recopilados entre 90 y 95 poemas, pues no recuerda con exactitud la cifra.
“Fue bastante tedioso, estuve más de un año buscando quién me imprimiera el libro hasta que me encontré con el publicista de la empresa en la que trabajo. Le pregunté y me dijo que él me lo podía hacer”, dijo sobre el inicio del proceso de su gran sueño.
Su conexión con la naturaleza primó sobre sus letras, por eso hizo todo lo posible porque el libro fuera hecho en papel reciclado.
“No me gusta malgastar los recursos naturales. Ningún arbolito necesitó ser cortado para imprimir mis libros y eso me da alegría”, dijo.
Aunque la dedicatoria de este libro es para su Dios y en segundo lugar para su mamá Rosmery Ortiz Casallas rezan allí también los versos con los que enamoró a María Elizabeth Becerra Rueda, con quien tiene casi un año de matrimonio.
En las páginas 56, 57 y 58 están los más destacados inspirados en ella, sin embargo fue ‘Neneka’ como muchos la llaman, el primer poema que le escribió en marzo de 2010, cuando la conoció.