Caminando Bucaramanga con extranjeros
Por Gilberto Camargo Amorocho / Columnista
Ahora es muy usual la presencia de gente de otros países en nuestra ciudad. En reciente recorrido a pie en compañía de una pareja de europeos me llamó la atención su pensamiento sobre nuestra ciudad.
A ellos les parece muy peculiar la socialidad que hay pues notan que casi todos se conocen y pareciera que los roles del día muchos coinciden en lugares, los mismo que vieron tomando café, son los mismos que unas horas más tarde están haciendo fila en el banco.
Además es bastante la gente que durante generaciones se desarrolla en Bucaramanga.
Comentan que la familiaridad es un buen motivo para cultivar confianza, inclusive hasta en la escasa formalidad para entregar dinero en préstamo o una moto.
Resaltan en el bumangués ese deseo de reencontrarse viejos amigos que tuvieron actividades en común como el colegio, empresas o actividades deportivas.
Dicen que “son tremendas” las fiestas que se hacen y es alto el sentido de humor, la gente se ríe mucho.
Nos aplauden estas iniciativas, pues son fundamentos de calidad de vida, pero de las acciones diarias que les chocan es la mala planeación urbana, en especial las diferentes densidades, el perfil urbano no obedece a un crecimiento regulado y con sentido estético de ciudad, las vías no son construidas con perfiles a futuro, notan que la ciudad no es visionaria y es pobre la gestión pública por la defensa del patrimonio histórico, que contrario a su país, es un atractivo para tener visitantes.
Les pareció muy bello el coliseo Peralta, las casonas del siglo XVIII y XIX, la plaza de mercado del Centro por la variedad de frutas y los billares.
Dicen que caminar calles es muy peligroso debido al desorden en la movilidad, no hay semáforos para personas y es nulo el respeto por el peatón, inclusive uno de ellos estuvo a punto de ser atropellado en el parqueadero de un centro comercial, pues pensaron que en Bucaramanga es igual que en Holanda, donde ver a un peatón es característica de respeto y frenar el vehículo es una aprecio a la vida.
Gilberto Camargo Amorocho