¿Quiénes son los sucios?
Varias fotos publicadas recientemente por Vanguardia Liberal en las que se apreciaba el estado lamentable de varias esculturas ubicadas en parques y avenidas de la ciudad, hizo que las autoridades tomaran cartas en el asunto y empezaran la tarea de limpiarlas y volverlas a dejar relucientes.
Y aunque esta medida es desde todo punto de vista plausible, resulta paradójico que quienes están ejecutando esta labor sean los mendigos y habitantes de la calle que la Alcaldía va recogiendo dentro de su programa de protección a estas personas.
Y digo paradójico porque mientras personas arropadas por el abandono y que viven en condiciones de miseria son las encargadas de arreglar las esculturas, otros, los supuestamente estudiados, educados, cultos o por lo menos con algún grado de escolaridad son quienes ensucian, embadurnan, maltratan y malogran los bienes públicos.
Es triste observar cómo las calles, paredes, estatuas, mobiliario, señales de tránsito, postes y demás elementos públicos son literalmente destruidos por quienes se creen con el derecho de acabar con la ciudad.
Las esculturas en mención habían sido objeto de rayonazos, estaban llenas de papeles publicitarios, así como de grafitos con todo tipo de expresiones que daban cuenta de la falta de cultura de sus autores.
Quienes así actúan se excusan en la falsa creencia de que tienen derecho a opinar y expresarse libremente en cualquier parte y por cualquier medio. Pues bien, hoy esa teoría no tiene ningún asidero pues la tecnología le ha abierto las puertas a todo el mundo para que exponga sus ideas.
Por tanto no existe excusa válida para que se siga deteriorando la ciudad de esa manera.
El respeto por los monumentos y esculturas que embellecen la ciudad debe primar. ¿Quiénes son los sucios?