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Nuestra Gente

65 años de puro amor

Emma de 96 años y Cristóbal de 91 cumplieron este año 65 años de matrimonio. (Fotos suministradas).

Después de 65 años de experiencias vividas, de amores, también de altibajos y dificultades, Cristóbal Steffens Vergara y Ana Emma Pérez solo pueden llegar a una conclusión: no hay duda de que eran el uno para el otro.

Solo el amor “del propio y verdadero, de ese que se siente con garras y que hace vibrar” ha hecho que este matrimonio hoy se sienta complacido de haber celebrado más de seis décadas de aniversario.

El amor que profesa por su esposa se siente en la voz de Cristóbal. Ella, el amor de su vida, la que aún le roba sus suspiros, es sin duda su razón de vivir.

“Desde el día en que la vi por primera vez me cautivó”, dijo sobre ese día de diciembre de 1946, cuando vio su figura caminando por la pensión donde él vivía en Bogotá, cuando era estudiante de ingeniería civil de la Universidad Nacional. Fue justo el día en que viajaba a Barranquilla, su tierra natal, a pasar vacaciones, pues acababa semestre académico… y pensó que no la volvería a ver.

Sin embargo la vida le dio una nueva oportunidad en enero, cuando regresó a la capital. Desde entonces no se han separado.

“Empezamos a ser amigos, a compartir mucho tiempo juntos en la pensión y siempre con mucho respeto. Como yo no tenía muchos recursos económicos porque ¿qué estudiante anda con plata?, ninguno, entonces yo armaba un ramito de flores con unas ramas pequeñitas de pensamientos, una matica que había en los jardines de la universidad… y le llevaba casi todos los días”, explicó sobre su conquista, pues la amistad parecía pasar a un segundo plano con cada minuto compartido.

“No la tuve fácil pues de Ramiriquí, el pueblo de ella, le llegaban unos ramos de flores inmensos y bonitos los domingos, de otro hombre que la pretendía… la competencia era dura, pero insistí e insistí tanto por ganarme su amor y sus suspiros que hoy veo el resultado”.

 

Esta pareja no duda en tomarse de la mano cada vez que sale a la calle, por su-puesto son vistos con sorpresa y admiración por muchos transeúntes.

Esta pareja no duda en tomarse de la mano cada vez que sale a la calle, por su-puesto son vistos con sorpresa y admiración por muchos transeúntes.

El gran paso

Cristóbal siempre fue habilidoso en el ajedrez razón por la que a finales de diciembre de 1947 viajó a Lima, Perú a un encuentro internacional.

“Recibí una llamada al hotel y era ella ¡Oh sorpresa! Tal vez sintió nostalgia por mi ausencia – pensé- y me dijo que quería verme, que cuando regresara no me fuera de inmediato a Barranquilla, que tenían que verse en Bogotá… así sucedió y cuando nos encontramos me dijo: ¡Nos vamos a casar!”.

Siendo aún estudiante se juraron amor eterno frente al altar de la Iglesia de las Aguas, en Bogotá el 17 de enero de 1948.

Su amor soportó no solo las necesidades que pasan un par de reciben casados  de 24 y 31 años sino el agite que se armó en este año con El Bogotazo.

Ella trabajaba en un almacén, el más lujoso de Bogotá que se llamaba ‘El buen gusto’. Fue uno de los que sufrió pérdida total el 9 de abril de 1948, en la carrera 7 con calle 19 esquina”, dijo contando parte de la historia.

La cosecha de amor la seguirían sembrando luego en Bucaramanga, donde por razones laborales tuvieron que radicarse.

Aquí pudieron ver los frutos de su idilio: “cuatro hermosas mujeres, igualitas a la mamá de bellas… y un hombre que hoy en día vive en República Dominicana, donde este año celebramos nuestros 65 años de matrimonio”.

Amor eterno e inolvidable

Este fin de semana Cristóbal recibe de sus hijos detalles por el Día del Padre, sin embargo las mayores felicitaciones son por trabajar arduamente por conservar durante muchos años su matrimonio.

“Uno en esas épocas se casaba por amor que es lo que hace que uno supere todo y los problemas se solucionen pronto. Hoy no se casan por amor y se acabó el romanticismo que es lo que conquista de corazón a una mujer pero para enamorarla y estar juntos toda la vida, no por un ratico no más. Estoy muy feliz de tenerla aún a mi lado porque es una gran mujer, la mejor mujer del mundo”, explicó don Cristóbal.

Este barranquillero de 91 años aconseja a las nuevas parejas de esposos que para que una relación perdure se necesita amar con el alma y el corazón “y meterle siempre mucho romanticismo”.

“Desde luego el respeto y la sinceridad, el perdón y la tolerancia hacen parte de esto porque no todo es fácil, en estos 65 años son muchas las cosas que nos han sucedido, altibajos y dificultades, pero siempre el amor nos ha ayudado a sobrepasarlo”, concluyó.

“Quisimos compartir nuestra historia con el público para decir que sí hay amor verdadero y para toda la vida. Sí es posible casarse y llegar a viejitos juntos”.

 

Así eran Emma y Cristóbal el año en que se conocieron, es decir en 1946.

Así eran Emma y Cristóbal el año en que se conocieron, es decir en 1946.