Pequeñas obras que podrían evitar muertes
El área metropolitana de Bucaramanga se está llenando de trampas mortales tanto para transeúntes como para conductores, sin que las autoridades o las entidades encargadas muevan un dedo para buscar una solución.
Por un lado están los huecos, zanjas, alcantarillas sin tapa y andenes con malformaciones que se riegan a lo largo de las cientos de metros de vías utilizadas por quienes se desplazan a pie por la ciudad. Estos obstáculos han sido causantes de caídas, rasponazos, torceduras y magulladuras que nadie se atreve a denunciar por considerarlo algo menor.
Sin embargo, hay tres casos puntuales que están a punto de ocasionar graves tragedias y que requieren de atención inmediata por parte de quienes corresponda.
El primero, el resalto o policía acostado instalado hace poco en el anillo vial que no se percibe con facilidad y que ha generado choques, salidas de la vía con volcada incluida de más de un carro. ¿Solución? Pintar el resalto debidamente y tener una buena señalización.
El segundo son los bolardos de la estación de Metrolínea en Lagos sobre la autopista Florida-Bucaramanga. Allí, la falta de señalización y pintura ha hecho estrellar a varios carros, especialmente en horas nocturnas.
Y el tercero es el escape de agua, también en el anillo vial, pero esta vez frente a Mediterrané que ha convertido esta vía nacional en un jabón. Varios vehículos ya han sufrido las consecuencias, sin que nadie se haya apersonado de los arreglos.
La solución a estos problemas no tiene mayor costo económico, pero, al parecer, hay que esperar a que haya más muertos para que le pongan atención.