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¿Qué pasa?

Las empanadas de Jesús se formalizaron

Con dinero ahorrado durante años Jesús compró un negocio frente al parque donde está ubicada la estatua de José María Escrivá (en la carrera 33 con 51) y allí trasladó su carro de venta de empanadas.

Jesús Sanabria dice que su papá fue el primer vendedor ambulante que hubo en Cabecera.

“Yo era un chino y recuerdo que mi papá hace 35 años llegó a la zona e instaló su carro de comida”, recuerda Jesús quien por estos días dio un salto en su vida: se pasó de la informalidad a la formalidad, quiere ser empresario.

Sí, empresario de la gastronomía criolla, de las empanadas y de la avena, los cuales le han dado de comer a él y a su familia los últimos 20  años tras la muerte de su padre.

“Nosotros empezamos en una esquina de la carrera 33, luego, cuando el alcalde Iván Moreno amplió los andenes, nos ubicamos aquí, al lado del parquecito, en la 33 con 51”.

Mientras Jesús hace su relato, da indicaciones a sus clientes para que lo visiten en su nuevo punto de venta: un local comercial a treinta metros de la esquina, donde antes funcionaba una panadería y a partir de ahora se llama: Superempanas y avena la 33.

Jesús Sanabria ya atiende a su clientela en el nuevo local.

“La idea de organizarme formalmente la tenía hacía rato. Yo andaba buscado un local por aquí, pero no había. Hace tiempo me quise trasladar a donde funcionaba la frutería La Papaya, pero no tenía la plata suficiente. Ahora, la señora de este negocio me dijo que me lo vendía y desde el viernes pasado estoy aquí”.

De las empanas que vende Jesús dependen casi treinta personas.

“Toda mi familia depende del negocio. Mi mamá tiene cáncer, un tumor en el estómago y me ha tocado pagarle enfermera, comprarle la droga (Nutrén); además tengo tres empleados, un hermano, un domiciliario, el que me vende la leche, las esencias, el azúcar, los desechables…”, dice.

Pensando en empresa

Como Jesús, son varios los vendedores que deberán abandonar la zona tras el programa de recuperación del espacio público que adelanta la Alcaldía de Bucaramanga.

Sin embargo, no todos tienen la misma mentalidad de este hombre que ahorró durante años para salirse de la informalidad y pensar en grande.

“La idea es que nos organicemos todos, porque hay que buscar el sustento. Hay gente que no ha ahorrado y no tiene la plata, pero gracias a Dios yo tenía mi platica y pude quedarme con este negocio.

“Hay que pensar en empresa, esa es la idea mía, quiero hacer un nombre como el de las empanadas del Gane, Arepiz o Don Perro; quiero darle estatus a Superempanadas y avena la 33”, dice.

Atrás quedaron los años en los que vendía en la calle.

Sus 17 variedades de empanadas tienen ahora un local en Cabecera donde espera por sus clientes y, con el tiempo, abrir en otro punto bajo el nombre Superempanadas No. 2.

Otro punto evacuado

Las comidas rápidas del parque Turbay también desaparecieron.

El parque Benjamín Herrera (frente al parque Turbay) es otro punto del sector que luce despejado, sobre todo en las noches pues era este el horario de trabajo de varios negocios de ventas de comidas rápidas. La mayoría de estos comerciantes se ubicaron en locales cercanos para no perder el contacto con su clientela.

“Tienen a una persona que está siempre en el parque Turbay (carrera 27 con calle 50) y es la que nos dice a los clientes dónde están ubicados ahora, que es más abajito, llegando a la González Valencia. Uno por tradición venía a comer aquí y es bueno saber dónde están ahora, además es chévere que ya esté en un local, se ve bonito el parque y le da más nombre al negocio”, manifestó Jesús Díaz.

 

¡Por fin!

El antes y ahora de la calle 46 entre 33 y 35.

“Así como fui una de las personas que más molestó con el tema de la invasión del parque San Pío hoy envío esta foto pues tuve el placer de volver a pasar y encontrarlo como lo queríamos todos los habitantes que a diario transitamos por aquí: limpio y despejado”.

Esto fue lo que nos dijo una lectora de Gente de Cabecera sobre la recuperación del espacio público en un correo en el que también agradeció a la Alcaldía de Bucaramanga por dichas labores.

La primera foto (izquierda) fue enviada por la lectora el año pasado y en ella denunciaba la invasión del andén de San Pío con ventas de comidas. La otra imagen (derecha) fue tomada esta semana.

Caso sin solución

Blanca Inés Ayala tiene su chaza y hace 17 años trabajaba frente a una clínica del sector.

“No vendo sino caramelos, no le quito nada a nadie con esto porque es mi único medio de sustento. No sé de dónde sacan que yo tengo otro trabajador o que esto es un gran negocio de una persona para explotar al resto porque no es así. Yo lo único que pido es que me dejen trabajar. No estoy dentro del programa que ofreció la Alcaldía porque he estado enferma y no pude ir a las reuniones que se hacían y menos a los sorteos, pero sí estoy censada. Vivo sola con mi hija de 7 años y ahora estoy preocupada porque llevo varios días sin salir a trabajar”, aseguró la mujer quien espera encontrar una solución urgente a su caso pues por los operativos que a diario se realizan en Cabecera no ha salido a trabajar.

1 comentario

  1. Don Jesus, ante todo lo felicito por dar ese gran paso en su mini empresa, espero que le vaya muy bien en su nuevo local. También queria preguntarle si usted vende empanadas jaguayanas? Son de trigo o de yuca? A como dejaria unas 50 empanadas para una fiesta de quinces de mi hija que celebrare a mitades de marzo?

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