Un dulce sueño hecho realidad
Además de unirlas un eterno vínculo genético, Ángela María y Ana Milena Álvarez Barco comparten el mismo gusto por el negocio dulce de la pastelería.
Ambas se graduaron del colegio Panamericano, ambas partieron para Bogotá donde estudiaron Diseño Industrial en la Pontificia Universidad Javeriana, viven juntas y hoy son un ejemplo de empresa familiar liderada por mujeres.
El sueño de estas hermanas se inició por el gusto que Ángela María tiene por la cocina y que la motivó a viajar a Argentina, donde recibió clases de pastelería en la escuela Mariano Moreno.
Regresó en 2008 y se encontró con el programa Mujeres ECCO que lidera la Cámara de Comercio de Bucaramanga y que apoya las ideas de negocios de mujeres emprendedoras de la ciudad.
“Conté con el apoyo de la familia. Ana Milena se encarga de administrar, de mantener el punto de venta lindo, bien diseñado, presentado, que huela a rico y que dé gusto entrar. Y yo de la cocina. Es increíble cómo hemos descubierto que el diseño industrial se puede aplicar en este campo de la cocina. Además contamos con la ayuda de otros familiares, como los tíos Juan Manuel, Fernando Enrique y Silvia María Barco”, comentó.
Y aunque añadió que hacer empresa familiar no es fácil, exhortó que es satisfactorio saber que lo que se hace no solo beneficia a una persona sino a otras que llevan la misma sangre, y que siempre es importante apoyarse el uno con el otro.
‘Ángel de María mi dulce compañía’, nombre que le pusieron a la empresa, tiene punto de venta en Megamall y están a punto de abrir otro en Conucos.
“Yo creo que tanto para trabajar en este campo como en cualquier otra profesión lo primordial es disfrutarse lo que se hace. Todo trabajo debe ser satisfactorio, así demande tiempo… pero siempre hay que ponerle pasión”, ultimó.