Resistencia al cambio y acatamiento de normas
Hay una conducta muy arraigada entre los seres humanos y es la resistencia a los cambios y al acatamiento de las normas que se nos imponen.
Muchas veces por conformidad con el estado actual y otras por temor a lo que suceda, nos oponemos a nuevas formas de interactuar.
En ocasiones las reglas o normas son bien vistas cuando se las aplican a otros, pero no cuando nos toca a nosotros.
Estos casos son comunes en nuestra sociedad de hoy que no acepta bajo ninguna circunstancia que se apliquen correctivos a hechos que afectan a la comunidad como lo es la recuperación del espacio público.
Todos los esfuerzos que se hagan serán objeto de crítica por parte de quienes se sienten afectados por alguna disposición que le obligue a modificar su conducta.
Prueba de ello lo estamos viviendo con algunas decisiones tomadas por la Dirección de Tránsito, en las que se han empezado a tomar correctivos con una herramienta muy sencilla: la aplicación de la ley.
Lo que se está proponiendo no es nada nuevo, ni de reciente invención, es el acatamiento a unas normas que están escritas, pero que habían quedado en letra muerta.
Prohibir el estacionamiento en espacios de uso común, multar a quienes se toman las aceras y las vías como propias, no es más que ejercer la autoridad.
Al comienzo este tipo de decisiones pueden causar molestia, pero con el tiempo se podrán obtener resultados beneficiosos para todos.
Con autoridad y educación se podrán modificar malos comportamientos y convertirlos en buenos hábitos.