Metidas de pata… o de mano a los bolsillos
Sin ser experto en economía, pero sí escuchar mucho a la comunidad, resultan inexplicables dos propuestas planteadas por los gobernantes de nuestro territorio durante las últimas semanas.
Por un lado la reforma tributaria y por el otro el ya derribado impuesto a la luz.
El primero, del gobierno nacional, señala con optimismo que se crearán cerca de un millón de empleos con la disminución de impuestos a las grandes empresas de este país.
Basta con mirar lo que sucedió hace unos años cuando se cortaron de tajo algunos privilegios de los trabajadores como las horas extras, los dominicales y festivos, que si bien aliviaron las cargas de las empresas, no fueron motor generador de nuevos empleos.
El otro punto que fue bastante debatido fue el del cobro de un 5 por ciento de impuesto a quienes devenguen por encima de 2 millones de pesos, es decir a gran parte de la clase media.
Este impuesto convertiría el próximo incremento salarial de muchos colombianos en una falsa ilusión, ya que si se concreta la propuesta de subir el 4% ¿cuánto quedarían ganando esas personas? Menos que su salario actual.
Finalmente la propuesta del gobernador de cobrar un impuesto al consumo de energía por poco termina electrocutándolo, pues en medio de tanto destape de escándalos por malos manejos de los recursos en este país, resultaba irrespetuoso pedirle a la comunidad más esfuerzo, poner más plata, para que otros se la lleven.
Por fortuna, se cayó.