Control al consumo de licor
Ojalá todo salga bien. La apuesta que ha hecho la Alcaldía de Bucaramanga para que la Feria deje de ser un relajo de borrachos, desorden, muertos y heridos, merece respaldo.
Aunque este año es el primer experimento y se pueden presentar algunos inconvenientes, vale la pena seguir insistiendo hasta lograr el objetivo.
Medidas como prohibir el consumo de licor en las calles y los parques es sana. Así como la invitación al consumo controlado durante estas ferias.
El bar abierto en que se había convertido la carrera 33 durante los días de la feria debe quedar en el pasado.
Aunque el consumo de licor ha hecho parte de nuestra idiosincrasia, es hora de pensar en que se puede ser feliz y gozar sin excesos o sin consumo de bebidas embriagantes.
La Feria de Bucaramanga empieza una nueva etapa que de pronto para algunos puede resultar menos bullosa, pero debe ser el principio de un nuevo aire más cultural, más autóctono y más nuestro.
Es hora de dejar atrás las costumbres extranjeras y la chabacanería.
Eventos como Sabor Social, presentaciones artísticas en los parques, la exposición fotográfica de Ruven Afanador, la programación del Instituto Municipal de Cultura, de la Casa del Libro Total y los encuentros musicales, son hechos por nuestros propios coterráneos y debemos apoyarlos.
De esta forma y con algunos ajustes, pronto dejaremos de quejarnos por el desorden de feria que teníamos.