Octavio transforma lo inservible en ‘naturaleza’
Octavio García Hernández no se considera un artesano, ni un artista, ni un jardinero. Sin embargo, al ver sus obras, parece que tuviera esas tres habilidades metidas en su cuerpo.
Él, guarda de seguridad, transforma con sus manos lo inservible y lo vuelve una pieza de mostrar, un arreglo, un adorno inspirado en la naturaleza.
Aunque era un inquieto por la artesanía y en Bogotá había visto a algunas personas trabajar el alambre y el cobre, no pensó que tuviera la habilidad suficiente para hacer alguna pieza interesante. Solo cuando regresó a Bucaramanga, tras más de treinta años en la capital, se dio cuenta de su talento.
Un día Octavio decidió intentar hacer un arbusto con unos cuantos metros de cobre que había conseguido.
Al final, sacó un chamizo, chamizo que una mujer decidió comprarle y que fue pieza clave para comenzar su pasión.
Así fue creciendo su interés por hacer árboles de colores y texturas especiales, como el que le hizo una día a su esposa y que tras reposar varios días en el mostrador de su puesto de trabajo llamó la atención de los residentes del edificio que a la postre se volvieron en sus clientes.
De eso hace ya tres años.
Hoy, Octavio hace árboles por encargo.
Consigue los kilos de alambre, los corta y les va dando forma hasta convertirlos en piezas que incluso ya han llegado a España, por solicitud de una cliente.
Su puesto de trabajo en el edificio Parque 42 (Carrera 29 No. 42-24) sirve a veces de galería para sus obras, con el permiso de la administración y la admiración de los residentes.
Así, dice, ha elaborado cerca de 200 árboles de diferentes tamaños y estilos, los cuales va ‘tejiendo’ en las noches cuando la quietud reina en el sector y su habilidad constituye una buena forma de combatir el sueño.
Muy interesante el trabajo de don Octavio… Sin embargo cabe resaltar que desde hace 20 años María del Carmen Solano, una docente del municipio de Zapatoca, realiza este tipo de árboles que se pueden comprar en un almacén de su pueblo natal, al igual que en los viveros de artesanías de los municipios de Barrancabermeja, Girón y Piedecuesta. Sus arbolitos, cuya materia prima es el cable de cobre, la mostacilla y pequeñas vasijas de barro, han también viajado a Estados Unidos, Europa y Medio Oriente. Una manualidad que sin duda destaca la perseverancia y la creatividad de los santandereanos