Efraím Ardila, un ‘gomoso’ de la aviación
Nada tienen que ver la odontología con la aviación, sin embargo Efraím Ardila García ha sabido sacarle el jugo a estas dos facetas de su vida, una de profesión y otra por afición.
“Soy un gomoso”, así se define este zapatoca quien además de haber sido uno de los fundadores de la facultad de Odontología de la Universidad Santo Tomás, es, sin ser piloto, un experto en aviación.
Sí, experto en todo el sentido de la palabra, fundado en la historia que reposa en libros y en la investigación por cuanta marca, tamaño y capacidad salen de aviones al mercado.
Es este interés el que lo ha llevado a ser parte de la Academia de Historia de Santander, de la Academia Colombiana de Historia Aérea y a escribir cuatro libros sobre este acelerado tema.
No tuvo la oportunidad de montar en avión desde su niñez, pero sí recuerda que luego del 9 de abril de 1948, a sus 19 años y como estudiante residente en Bogotá, tomó su primer vuelo.
“Bogotá estaba al revés, la facultad cerró esos días y decidimos con mi hermano viajar, pero solo se podía por avión, así que pudimos conseguir unos tiquetes y lo hicimos. Luego llegamos a Bucaramanga y de ahí cogimos carro a Zapatoca, a donde nuestros padres”, explicó hoy, cuando ya tiene 82 años.
Entonces su biblioteca fue dando otro giro y con la ayuda de su hermano Hernando Ardila García, quien era miembro de la Fuerza Aérea Colombiana, FAC, tomó más fuerza su ‘goma’ por los aviones.
No por volar, pues desde 1982, cuando su amigo al que en el colegio le decían el ‘Indio Garnica’ le propuso que abrieran una escuela de aviación en Bucaramanga, supo que lo suyo era solo un hobbie.
“Había aquí una afición impresionante por la aviación y conocí en esas al médico Alonso Carvajal, quien fue ministro de Salud y tenía la goma mía, solo que él sí volaba. Recuerdo que ganaba todos los concursos que se hacían en la época. Le dije: Doctor Alonso, ¿por qué no lo he vuelto a ver en los periódicos ganándose premios y concursos? Y me responde: porque quemé la licencia y vendí la avioneta. ¿Y eso por qué? Y me dijo que por una razón sencilla, porque esos deportes peligrosos se hicieron para los solteros. Inmediatamente cogí el teléfono y llamé a Garnica y le dije: no, yo tengo dos niñas pequeñas, definitivamente no me le mido a aprender a volar como me lo había propuesto. La aviación como profesión es una cosa, pero como hobbie es diferente”, explicó sobre el por qué hoy es historiador y odontólogo y no piloto.
Cuenta que para la época había una afición por la aviación en Bucaramanga, sobre todo quienes tenían fincas en Aguachica, algunos de ellos: José Manuel Arias Carrizosa, Roberto Gómez Serrano, el médico Rafael Azuero, Leonel y Armando Serrano, Hernando Vargas Martínez y Luis Ardila Casamitjana, entre otros.
Estudioso y con voz de profeta
Sus investigaciones le dieron facultades para pronosticar decisiones extremas, como la de Taxader que cerró sus operaciones en 1965.
“Cuando a Taxader le dio por hacer el vuelo a Estados Unidos le hice un estudio demostrando que si se iba para allá se quebraba. Y llamé a don Saúl Díaz, mi buen amigo que en paz descanse, que pasara por el consultorio que le quería dar algo. Le dije: Léalo y si le parece maluco no pasa nada, a mí no me pagaron por eso. Me llamó a la 1 a.m. y me dijo que se había asustado, que había llamado a toda la junta directiva a reunión extraordinaria y que habían acabado la reunión pero que no había vuelta para atrás: “el avión ya se compró y va para Estados Unidos”. ¡Mentiras! El avión no se compró, lo alquilaron a un equipo de béisbol y se quebró Taxader. Claro que no se quebró solo por eso pero fue una de las causas por las cuales fracasó. Con ese estudio les demostré cuánto valía el arriendo en el aeropuerto en Miami, una bandeja de sandwiches, el aterrizaje, ‘decoaje’… allá se paga en dólares y con un solo avión no se podía hacer mucho”, narró sobre la anécdota de 1955.
La aviación en Santander
La historia le permitió a don Efraím reconocer la potencia que tenía Santander en aviación al contar con ocho aeropuertos: Zapatoca, San Vicente de Chucurí, Barrancabermeja, Socorro, San Gil, Barbosa, Sabana de Torres y Bucaramanga.
Pero reconoce que la construcción de carreteras fue la razón por la que hoy solo haya tres.
“Es muy costoso viajar en avión y es más económico por tierra. Dígame usted quién va a viajar de aquí a Zapatoca en avión cuando sale más costoso y demorado, mientras un taxi ahora lo recoge a uno en la puerta de la casa y lo deja a uno allá igual, ¡nadie!”.
Muchas de las experiencias de don Efraím nacen de sus vuelos en cabina, acompañando siempre al piloto y copiloto y al tanto del funcionamiento del aparato.
Le encanta, dice que eso es lo mejor de la aviación, ir en la cabina porque es el espacio donde se puede observar todo a plenitud, desde la infinidad de relojes y botones, hasta la belleza de la naturaleza.
Mientras pasa sus días cacharreando en internet sobre lo que más le gusta, este ilustre caballero de cabellera blanca lamenta el no poder volver a viajar en avión.
Su estado de salud y su médico se lo impidieron y desde diciembre de 2010 no volvió a volar.
“Me da miedo porque estuve hasta en cuidados intensivos y debo cuidar me salud y me da pesar porque tenía varios viajes pendientes”.
Doctor efrain que gusto oir sius historias a mi tambien me encanta la aviacion quiciera hablar con ud mi telefono es 6320550 bucaramanga. Gracias
Doctor Efrain lo felicito tambien soy afionado viajo seguido virtualmente quisiera conversar con Usted.mi telefono es 3158119242
vivo en Bogota o porfa enviame su telefono.
felicitaciones a don efraim, todo un personaje.
Quisiera contactarme con Don Efraim para hablar mucho de aviación, mi teléfono fijo es 6995492 gracias…
Qué grato leer noticias de tan ilustre y querido personaje, admirado de siempre por mis papás, Pablo J Pinilla Díaz y Zoraida Serrano de Pinilla. Por su consultorio, allá en la 35, pasamos todos los de la familia.