El asunto no es legalizar, es educar
Se ha vuelto a poner sobre la mesa el tema de la legalización o no de las drogas.
Unos opinan que se debe legalizar de una vez por todas para acabar con el negocio y de paso bajar los índices de criminalidad que esto ha traído al país.
Otros, por el contrario, consideran que se debe mantener la ilegalidad del negocio.
La iglesia, a su turno, ha manifestado que se puede despenalizar el consumo.
Todos tienen sus puntos de vista y hasta sus razones. Sin embargo, pocos se adentran en el tema de la educación y de la prevención, por encima de la aceptación o de la represión.
El consumo de drogas es un problema que ha calado muy hondo en nuestra sociedad, especialmente entre los jóvenes a quienes arrastra al abismo.
Pero más que castigar, impedir o aprobar la venta y consumo de sustancias alucinógenas hay que apuntar a prevenir.
Puede haber toda la coca del mundo dispuesta en una mesa, en una tienda o en un bar, que quien entienda de las consecuencias que genera no caerá en el consumo.
Si se quiere legalizar, que se legalice, pero que se haga de la mano de una fuerte y permanente campaña contra el consumo.
La mejor manera para blindar a la sociedad, especialmente a los jóvenes, es educándolos, formándolos y abriéndoles los ojos frente al peligro.
Tal vez con la legalización se acabe el negocio o se incremente el consumo, pero con unas buenas bases desde el hogar, el colegio y el entorno social no hay pucho de marihuana que pueda.