Dos elementos esenciales
En momentos de tribulaciones, cuando el mundo parece que se nos viene encima, cuando no encontramos salidas a los problemas y cuando todo parece haber terminado, es cuando nos damos cuenta que dos elementos son fundamentales en la vida: Dios y la familia.
El primero nos da esperanza, nos fortalece, nos permite ver una luz al final del túnel y nos da paz interior. La segunda, es nuestro soporte, nuestro abrigo y nuestro consuelo, en quien encontraremos respaldo en todo momento.
Qué grato es saber que en situaciones difíciles Dios nos ha puesto en el camino a una familia maravillosa que nos brinda su amor de manera desinteresada, que nos escucha, nos consuela y nos acompaña en cada momento.
La sabiduría de Dios es tan grande que muchas veces no la comprendemos, pero Él sabe hacer sus cosas y nunca nos abandona.
Quienes tenemos la fortuna de hacer parte de una familia, tenemos un gran tesoro en nuestras manos, el mismo con el que Dios nos ha premiado, pese a que muchas veces fallamos en la fe.
Esos dos elementos, Dios y la familia, son la mayor fortaleza que podemos tener, hay que cuidarlas, amarlas y llevarlas siempre en nuestro corazón.