Alerta por perros “peligrosos”
Son varias las llamadas que esta redacción ha recibido por parte de residentes del barrio Los Cedros respecto al mismo tema: dos perros de raza aquita amenazan la tranquilidad no solo de los mismos habitantes sino de sus mascotas más pequeñas.
Según una residente, los animales en repetidas ocasiones son dejados sueltos, devorando en ocasiones otros perros.
“El viernes pasado, hora en que acostumbramos a salir a caminar tuvimos que devolvernos porque vimos los perros correteando unos gatos para matarlos. Esto pasa días después de observar cómo este perro, el macho, agarró un maltés blanco y negro y se lo llevó en la jeta… prácticamente lo despedazó. Esta tragedia duró cerca de 20 minutos, tiempo en el que llamamos a la Policía, al 123. Pero cuando vinieron ya el perro había destrozado el otro animal y estaba en la casa de sus amos. La policía dijo que no podía hacer nada, que hablaban con el dueño y que él se comprometía a no dejarlo salir más… pero esto no se ha cumplido”.
Como el caso denunciado por un lector que pidió no publicara su nombre (por seguridad) hay otros en la carrera 55 con 51, en los que estos animales están involucrados en aterrorizar a otras mascotas y hasta personas.
“El peligro es que no se pueda dejar salir un niño a jugar al andén porque un animal de estos puede destrozarlo”, señaló el denunciante.
En Pan de Azúcar también
Verónica Zaldívar, residente de Pan de Azúcar, nos escribió un artículo al respecto: “Es un delito abandonar o tener animales en condiciones inhumanas, a la intemperie, maltratados o utilizarlos para atacar y apoyar actividades delictivas. Existen razas caninas de tamaño grande, afilados colmillos, y gran fuerza en su mordida, se les denomina razas peligrosas y deben ser manejadas con cuidados especiales, nunca deben salir solos y sus cuidadores deben llevarlos siempre con bozales, y “collares” de acuerdo a su tamaño y exigencias especiales para cada raza.
“Resulta dantesco ver el espectáculo de un perro de estos, en plena calle, sin ninguna medida de control, destrozando animales pequeños, gatos o perros, respondiendo tal vez a un instinto salvaje”.