Jóvenes expuestos a una jauría de desaguisados
“Estás en tu casa tan triste y tan sola / nada qué hacer y está picándote la cola / yo te recomiendo para tu calentura / que vayas a la tienda por un bote de pintura / consigas un mango, el mango de un hacha / y te lo ensartes en la cucaracha”.
‘A portarnos mal’, ‘Mi may empeñó las tetas’, ‘Súbete la blusa para ver cómo se enchufa’, ‘Si yo te caigo mal bésame en el nie’, ‘más personal que el hongo vaginal’.
La primera es la estrofa de una de las canciones de la agrupación mexicana Molotov; las otras, son frases de diferentes canciones de agrupaciones musicales especialmente de reguetón.
Por este tipo de mensajes la Comisión de Espectáculos Públicos de República Dominicana decidió el año pasado vetar 22 canciones y prohibir su difusión por los medios locales.
¿La razón? Los consideró vulgares, violentos y que “atentan contra la decencia y las buenas costumbres de la sociedad dominicana”.
El caso lo traigo a colación para poner un espejo sobre lo que está sucediendo en nuestro medio.
En Colombia y específicamente en nuestra ciudad este tipo de mensajes –no solo de canciones, sino de imágenes, locuciones y escritos- son constantes.
La evolución de los medios de comunicación no tiene freno, ni debe tenerlo, pero la autorregulación sí debe ser una herramienta para contrarrestar este tipo de sucesos.
No conozco de normas o leyes que se hayan aplicado en estos casos en nuestro país o que, por lo menos, regulen los contenidos que se emiten. Mientras tanto el mal gusto, los malos ejemplos y la vulgaridad siguen haciendo camino entre nuestra juventud que se ve abocada a una verdadera jauría de desaguisados.