“Estoy muy apegado a mi mascota”
Más que tener un animal en casa, una mascota se ha constituido con el tiempo en un integrante más de la familia.
Cuidarlo, consentirlo y recibir de él una especie de acompañamiento hacen parte día a día de las rutinas de un hogar que establecen un tipo de apego.
Pero ¿Por qué ocurre este apego entre el ser humano y la mascota? ¿Qué papel juega un perro o un gato en una familia? ¿Cuáles son los animales domesticables más frecuentes? Gente de Cabecera consultó con profesionales sobre el tema.
Desde la psicología
Desde mediados del siglo pasado, J. Bolwby y M. Aisworth plantearon la teoría del apego, en la que aseguran que la separación entre un niño y una figura o ser de apego perturba y crea condiciones para que se experimente un miedo intenso y ciertos grados de ansiedad.
Según Ana María Robles Montes, psicóloga de la Universidad Pontificia Bolivariana, UPB, desde el momento del nacimiento el ser humano experimenta una necesidad de estar protegido.
Llevándolo al plano de las mascotas y su vínculo con niños o personas de cualquier edad, se podría, según dicha teoría, dar respuesta a muchos interrogantes más aún cuando se escuchan comentarios referentes a las mascotas como “es nuestro bebé”, “es mi mejor amigo”, “es mi compañía”, “sin ella me moriría”…
“Obviamente, tener mascota no es nocivo para la salud de las personas siempre y cuando esta relación se desarrolle dentro de lo límites que permitan identificar al amo como amo y a la mascota como tal, en donde los roles se respeten y no haya lugar para confusiones”, explicó la profesional.
Añadió que es importante tener en cuenta que desde el momento en el que se decide comprar o adquirir una mascota se debe ser claro con uno mismo y con los niños especialmente, “pues es a ellos a quienes debemos mostrarles que son animales que nos acompañan, que nos alegran algunos momentos de la vida, que necesitan de nuestros cuidados, pero que también podremos vivir sin ellos”.
Sobre los comportamientos que generan dichos apegos, la psicóloga recalcó que pueden ser respuestas a otros tipos de problemas.
“Es relevante preguntarnos ¿qué está ocurriendo con nuestros hijos y sus temores cuando recurren desenfrenadamente a sus mascotas? ¿Qué tanta responsabilidad tengo en el temor que mi hijo o hija tiene a estar solo o sola? ¿Será falta de seguridad? ¿Falta de aceptación? ¿Falta tiempo para estar con él o ella?”, concluyó.
Desde la veterinaria
Para Sergio Romero Bautista, médico veterinario de la Universidad de Antioquia, las mascotas se han constituido en miembros de la familia.
“Antiguamente las familias eran numerosas cosa que ha cambiado hoy en día cuando muchas parejas se casan y no tienen hijos o solo tienen uno, lo que genera ciertos vacíos. Igual sucede en familias que sufren de la separación de sus padres”.
Estas necesidades, asegura el profesional, se suplen con una mascota que como la tradición lo dice, son fieles y llevaderas.
Los estudios en mascotas o animales domesticables han demostrado su aporte en el alivio y tratamiento de discapacidades (Síndrome de Dawnm retardo mental) y conductas caracterizadas por el exceso de actividad como la hiperactividad infantil.
De otro lado, el médico aseguró que los apegos no solo reflejan los seres humanos, también los animales.
“También se comprueba con casos reales el apego de mascotas con sus amos, por ejemplo cuando muere el amo se sabe de perros que mueren también, al parecer por tristeza”.
Otras mascotas
En la escala de la evolución de las mascotas relacionadas con su comportamiento con el amo, el perro ocupa el primer lugar, seguido del gato y el caballo.
“Aunque no es común en ciudades ver un caballo como mascota, sí es usado en algunos campos como parte de terapias para niños con discapacidades e hiperactivos”.
En Estados Unidos por ejemplo, se demostró que el cerdo es un animal que se puede domesticar con facilidad.
Sobre los loros, aunque son queridos por muchos, no están en la clasificación de mascotas.
“En el loro se siente protegido pero él no demuestra el afecto o sensibilidad como el perro o el gato. Se siente protegido por la persona que le proporciona alimentos y le da un hábitat, pero no experimenta apego. Igual sucede con las tortugas o hámster, animales más desprendidos de sus amos y con respuestas diferentes”, finalizó el profesional.