No permitamos que la ciudad se deteriore
Hace unos días comentaba en esta columna la teoría de las ventanas rotas, según la cual, si se permite que la gente empiece a deteriorar algún bien público o cualquier otro elemento, y no se toman medidas correctivas de inmediato, en poco tiempo más personas harán lo mismo y la situación se volverá más crítica.
Eso es lo que está pasando últimamente con algunos escenarios de la ciudad.
Por citar solo dos ejemplos, voy a mencionar la escultura de Botero ubicada en el parque San Pío y los puentes peatonales en la autopista.
Da tristeza ver cómo una obra de tal valor artístico fue atacada con pintura por parte de personas desadaptadas que creen que protestar es acabar la ciudad. Pero da más tristeza apreciar que no se hace nada por arreglarla.
El incidente se presentó hace varios días y las autoridades no han tomado cartas en el asunto. De seguro, si no se corrige a tiempo, pronto vendrán otros degenerados a acabar con tan bella obra.
En el caso de los puentes peatonales de la autopista, sucede actualmente algo similar. A alguien se le ocurrió que allí podía pegar afiches y ahora cogieron estos espacios como zona de promoción de cuanto evento se realiza.
Señores alcaldes no dejen que la ciudad sucumba ante la mano vandálica de unos pocos; y para ellos, que se apliquen las sanciones que contempla la ley.
Esto, sumado a campañas de educación y respeto por los patrimonios de la ciudad, daría un buen resultado.