El valor de la democracia
Estamos a escasos días de tener nuevamente la oportunidad los ciudadanos de ejercer no solamente el sagrado derecho de votar, sino también el deber de elegir entre la multitud de candidatos a las diferentes corporaciones públicas a aquellos dirigentes políticos que demuestren a través de sus actuaciones políticas, éticas y morales su eficacia ante la administración de lo público y el compromiso para trabajar por un municipio y un departamento mejor.
En este momento debemos aceptar que pasamos por un estado calamitoso donde campea la corrupción, la falta de civismo, la falta de solidaridad y la agresividad.
La metástasis de este cáncer social nos tiene en el umbral de cuidados intensivos. No voy a mencionar ninguna perla como ejemplo, dejo a consideración que cada uno haga su propia camándula.
Debemos tener muy en claro que somos nosotros como electores primarios los responsables de elegir a nuestros propios verdugos o nuestros líderes honestos y entregados a un proyecto que nos guíen para entre todos conseguir el proyecto ciudad/departamento.
A ustedes futuros concejales, representantes, alcaldes y gobernador, la segunda instancia es un Juez Divino, Celestial; la primera instancia es la propia conciencia, negar, ocultar, tergiversar y obstaculizar la verdad ante la justicia ordinaria… eso lo vemos a diario, pero tratar de engañar nuestra propia conciencia simplemente es de mentes enfermizas.
Hagan su trabajo, háganlo bien y honradamente, santifíquense en la cotidianidad como lo promulgó Josemaría Escrivá de Balaguer en su legado.