La teoría de las ventanas rotas
En Bucaramanga y el área metropolitana parece estar aplicándose al pie de la letra la teoría de las ventanas rotas.
Según esta teoría desarrollada en Estados Unidos, el delito, el abandono y el desorden cunden en aquellos espacios donde justamente es mayor la suciedad y el descuido o las malas costumbres.
Por ejemplo, si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás.
Si se cometen pequeñas faltas (estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad, pasarse una luz roja, rayar monumentos o arrojar basuras) y las mismas no son sancionadas, entonces comenzarán faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.
Así está pasando en nuestro entorno.
No es sino que alguien deje una basura en un lugar prohibido y no sea recogida a tiempo, para que en pocos días exista allí un basurero; o que se pinte un grafito en una pared, para que en poco tiempo vuelvan el paredón todo un muladar o se avale la actitud de un borracho callejero en ferias para que sea seguido por otras personas.
Sin embargo, la teoría de las ventanas rotas presenta opciones de solución.
En Nueva York comenzaron por el metro y luego el alcalde Giuliani impulsó una política de tolerancia cero, que consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana.
El resultado fue una gran disminución de todos los índices criminales.
¿Por qué no aplicarlo en nuestra ciudad?