¿Chévere por dónde?
Por un mensaje publicitario en un canal de televisión nacional, me enteré que para el 27 de agosto en Carrefour los vinos tendrían un descuento del 30% presentando la tarjeta del club del vino.
Me dirigí al local ubicado en Megamall en donde seleccioné unas 15 botellas de diferentes marcas y cepas y aprovechando esta visita adquirí otros productos para el consumo en casa.
Una hora y media después de soportar la cola que por lo general es lenta empecé a pasar los productos adquiridos, y a la hora de pagar presenté la tarjeta del club del vino la cual fue rechazada pues según la cajera las instrucciones recibidas exigían acompañar esa tarjeta con un nuevo invento, la tarjeta naranja de vive Carrefour chévere.
Una supervisora ante la solicitud de la cajera se acercó y nos ratificó que esa era la norma, así la cartelera rezara otras condiciones.
En la oficina de atención al cliente y después de escuchar quejas en el mismo sentido por haberse sentido engañados con publicidad hablada y escrita, fuimos atendidos por el gerente del local quien nos manifestó que nuestra queja sí encajaba en el grupo de los afectados por publicidad engañosa y que podía regresar a la registradora para completar el proceso de pago de los vinos y del mercado, opción que descarté y no consideré dedicar una hora más recogiendo lo dejado sobre la banda de la registradora.
No es de extrañar. Carrefour atosiga al afiliado a sus programas con toda clase de publicidad ambigua y en cierta ocasión me sucedió algo similar a los descrito por el Sr Vanegas, procediendo a hacer lo mismo, en señal de protesta. Dejar la mercancía tirada en la caja para no eternizarme haciendo colas o rogando para obtener lo que me había motivado a viajar doce kilómetros hasta el Carrefour Chía. Como resultaba muy largo el proceso de reclamo y atención, era mejor largarse y publicar la mala experiencia.