¡Vergonzoso para Bucaramanga!
Vergonzoso, por decir lo menos, el comportamiento de muchachas y muchachos, la mayoría menores de edad, al finalizar la cabalgata y el Carnaval del Oriente, de la feria que acaba de concluir.
Con el patrocinio de dos licoreras que funcionan en la calle 56 con carrera 27, los jóvenes, bajo el efecto del alcohol etílico y otras drogas, se adueñaron de las calles 54 a 58 entre carreras 27 y 28 para convertirlas en cantina pública, discoteca, baños públicos, lugar para encuentros sexuales y riñas con armas cortopunzantes.
Vergonzoso que esos muchachos pertenezcan a los estratos sociales altos de la ciudad y estudien en los mejores colegios y universidades, lo cual se deduce de la vestimenta de marca que portaban y de los vehículos de gama alta desde los cuales hacían retumbar sus equipos de sonido.
Mucho trabajo tenemos padres y madres, hermanos y hermanas, tíos y tías, abuelas y abuelos, profesoras y profesores, para educar con disciplina, exigencia y ejemplo a esos jóvenes, que de continuar así serán los delincuentes, violadores y homicidas del futuro próximo.
Vergonzosa la actitud pasiva de la Policía Nacional, que si bien aumentó para el Carnaval del Oriente, permitió el descarado consumo de licor dentro y al frente de las licoreras mencionadas, violando una norma existente, la utilización de la harina, que estaba prohibida y no actuó preventivamente.
Qué distinto hubiera sido si con la suficiente anticipación se disponen policiales, incluso carabineros, en las calles y carreras mencionadas. Hoy no nos lamentaríamos de las riñas, los lesionados y el horrible espectáculo de un sector residencial de la ciudad convertido en baño público, apestando a orina y otras secreciones y lleno de desechos propios de este tipo de actos.
Una recomendación para la futura alcaldesa o el futuro alcalde de la ciudad: si en las próximas ferias la cabalgata y el Carnaval del Oriente son permitidos, no se les olvide incluir su lugar de residencia en el recorrido de dichos desfiles.