Ser personaje público
La vida pública es de los escenarios más complicados que hay. Aquellos que se decidieron por esa clase de vida, deben tener claro en qué se metieron, saben que ya no se deben a sí mismos y deben reglamentar su comportamiento.
La gente los ve como parte de su vida, son patrones a imitar y cada gesto es tomado en cuenta y valorado en su justa dimensión.
Los científicos en salud pública dicen que el comportamiento social en muchos casos ve en este proceso la explicación de la fascinación amorosa, la dependencia frente al hipnotizador y la sumisión al líder, casos todos en los que una persona ajena es colocada por el sujeto en el lugar de su ideal del yo y otros agregan que es una etapa primaria que muchos no superaron.
Los ídolos surgen de la necesidad que tienen los grupos de diferenciarse y es un modelo para identificarse. Es una imagen que aglutina a grupos humanos que de un modo colectivo expresan un instinto social.
A esto se enfrentan actores, políticos, deportistas, periodistas, escritores y en general todo el que se desenvuelva ante la mirada pública.
En el caso de los futbolistas, muchos que fueron famosos, dicen que tan pronto se retiraron volvieron a ser los que siempre desearon. El estrellato tiene un precio y hay que saberlo pagar, además hay que respetar a los seguidores.
Otros se relajan y menosprecian a la opinión pública y las consecuencias son funestas, como desaparecer del firmamento.
Ser personaje público es toda una carga, saber administrarla es asunto de madurez. Hoy es normal invertir en consejeros que prevengan de excesos, mas siempre habrá que echar mano a la prudencia para no herir a quienes lo aman.