Las sedes políticas
En esta época electoral la ciudadanía sentirá el impacto de las campañas, quieran o no quieran, algunos porque les gusta la política, otros por murmullos y otros por medios masivos de comunicación.
Pero habrá otros ciudadanos que les tocará la dura y la del aguante, nos referimos a los vecinos de las sedes políticas.
Allí, desde el momento en que se inauguren, comenzará un nuevo modo de vivir y diseño de mecanismos de defensa, desde digestión mental para comprender la lucha de la razón, el capricho y el sentido común, hasta asesorarse para tratar de cambiar umbrales de tolerancia.
Todos sabemos lo que es tener esta clase de vecinos y luchar porque una armónica convivencia sobreviva, en especial el manejo del espacio público que por momentos lo convierten en privado y por la cantidad de gente que entra y sale, además del impacto ambiental por ruido, discursos y rumbas de medianoche.
Lidiar con políticos y tratar de hacerles caer en razón es difícil. Algunos, no todos, tienen el ego muy desarrollado y trocada la personalidad, pues creen que la razón siempre está al lado del poder, eso los hace intocables, en especial los mandos medios.
Averiguando en Bucaramanga sobre reglamentación y zonas urbanas para autorizar el funcionamiento de una sede política, solo encontramos el Plan de Ordenamiento Territorial, pero no habla en concreto de este tipo de uso, solo es vista como actividad comercial y debe localizarse en esas zonas urbanas que señalen dicha actividad.
En comportamiento y disciplina social, a estas sedes las regula el Código de Policía. Por eso aprovechamos para pedirles a nuestros futuros dirigentes que pongan en práctica aquel lema que promulga la transparencia: ‘Así como es la campaña, así será su gestión’.
Al señor alcalde le solicitamos con urgencia que esta actividad en Bucaramanga debe reglamentarse y antes de dar una autorización, consultar a la comunidad y por acta de vecindad definir acuerdos y comportamientos.