Y las alarmas no se callan
La carrera 31 entre calles 51 y 52 se convirtió en un parqueadero público. Quienes allí estacionan carros dejan las alarmas activadas y estas se disparan por cualquier motivo.
Los vecinos deben esperar que los ‘pobres’ dueños de esos vehículos terminen de hacer sus vueltas para acallar el ruido de las alarmas. Sería bueno que las autoridades hicieran algo al respecto.
Por: Jose Garcia Periodista Del Barrio