Adiós a la Casa de La Vega
El primer golpe se sintió faltando 20 minutos para las 4 a. m. Entre la tibieza de la almohada, el frío de la madrugada y el dominante sueño de la hora, se pensó todo menos en una tragedia.
Así fue como muchos residentes de Sotomayor denominaron la demolición de la casa ubicada en la calle 44 # 28-23, ocurrida el domingo 6 de febrero.
Mientras se contaban uno, dos, tres y más golpes, la incertidumbre les hizo dar el salto directo a la ventana, donde observaron con asombro e impotencia cómo una máquina arremetía sobre la calle para coger impulso y tumbar con su implacable hierro más de cinco décadas de historia.
Los teléfonos del CAI Sotomayor empezaron a sonar: “Por favor, necesitamos que alguien venga a ver qué pasa en la calle 44 con 28, parece que están tumbando una casa” eran las exclamaciones que por más de cuatro horas atendían los uniformados.
Sin embargo, a medida que el sol mostraba su cara se confirmaba la nefasta noticia: los ladrillos que se juntaron en el año 1950 para construir una casa estaban en el piso.
Todo fue inevitable, desde las lágrimas hasta la acción de la Policía que mediante el chillido de sus radios le comunicaban a la central: “Es una demolición que están haciendo, pero tienen permiso para trabajar desde las 4 a. m. a las 2 p. m. ya lo comprobamos… no se puede hacer nada”.
Y el estruendo evidentemente se extendió, no solo hasta dicha hora, sino hasta las 9 p. m. Un domingo que con seguridad quedará marcado en los calendarios de los vecinos.
800
metros cuadrados tiene el predio, 20 de frente y 40 de fondo. (Cifras tomadas del Estudio a los Bienes Culturales de la Ciudad realizado el año pasado por la Alcaldía de Bucaramanga)
650
Metros cuadrados era el área construida dentro del predio
2
Pisos tenía el inmueble.
61 años de historia
Casa de La Vega, como se denominaba a esta construcción, por su calidad de esquinera tenía dos nomenclaturas: carrera 28 # 42-46 y calle 44 # 28-23.
Fue construida a mediados del siglo XX, cuando sus propietarios se trasladaron de Cartagena, donde inicialmente estaba previsto ejecutar el plano.
Los acabados resaltaban aún más su rica armonía espacial, sus pilares de fachada eran en granito pulido y sus interiores resaltaban mucho el trabajo de madera y acabados de pisos como de muros de primera calidad.
Recorrer la casa era devolverse hacia la manera como se jerarquizaba el manejo familiar. Muy claro se notaban los corredores por donde se iba al comedor familiar y a las bellas alacenas de reflexión o conversatorio.
El estilo de esta casa, diseño y organización espacial perduraron como en su etapa inicial cuando se dio comienzo a su obra. Diseño auténtico 100% tanto en sus interiores, jardines y manejo de cubiertas.
Además, la constitución e implantación de la casa frente al ambiente y el paisaje recientes eran coherentes y enriquecían el sector, dado que el diseño externa e internamente fortalecía el proyecto paisajístico ya establecido.
¿Habrá más demoliciones?
Este inmueble estaba en la lista de aquellos que serían declarados Patrimonio Arquitectónico de la ciudad y que sería aprobado por el Consejo de Patrimonio Departamental.
La respuesta que inquieta a muchos residentes de la zona está en manos del alcalde Fernando Vargas Mendoza, quien es el encargado de firmar la Resolución Declaratoria de Bien Patrimonial.
Mientras el mandatario no ponga su aprobación en el papel, las curadurías urbanas de Bucaramanga podrán seguir otorgando permisos para demoliciones y las constructoras podrán seguir comprando predios para ejecutar sus proyectos habitacionales.
Qué tristeza!. Así se sintió esta semana cuando pasé por el sector y vi la malla verde y cero rastros de esa hermosa casona.
Definitivamente se nos va extinguiendo el patrimonio arquitectónico de la ciudad de a poco, y nos quedamos solo con bloques de cemento gigantes que asfixian a la ciudad… el precio del modernismo?