El escándalo de la gorda
Comenzamos el año con tremendo escándalo por la adquisición de la escultura de Botero ubicada en el parque San Pío.
Cartas, correos y hasta amenazas de vandalismo en contra de la obra se han hecho sentir durante estas últimas semanas.
Apenas fue instalada a finales del año pasado y ya hoy fue necesario ponerle guardias de seguridad a una imagen que desearían tener miles de lugares en el mundo.
Tal vez el error de la administración fue haber hecho su entrega a destiempo, es decir, anunciarle a la ciudad la inauguración de una escultura de 2.500 millones de pesos en plena emergencia invernal no fue una buena idea.
Pero descalificar el hecho de que la ciudad tenga una obra de Botero entre sus bienes, es un verdadero despropósito.
Y mucho más siquiera insinuar campañas de desprestigio o amenazas de ataques contra la escultura. Eso nos deja muy mal parados ante el resto del país y del mundo.
La obra había sido contratada con mucha antelación; sin embargo, el alcalde debió haber esperado para febrero o marzo su entrega y así se hubiera evitado todo este escándalo.
La escultura es todo un espectáculo digno de admirar y ahora es deber de los bumangueses cuidarla y respaldarla como sucede en otros lugares del mundo.
No le neguemos espacio a la cultura que es mejor invertir esos dineros en algo tan valioso como una obra de estas y no despilfarrarlos en parrandas de poca monta.