Con la nostalgia de no tener a su lado a sus padres, hermana, sobrinos y tíos para celebrar el ansioso grito de ‘gooool’, Fredy disfruta con la familia que formó en Bucaramanga los partidos: su esposa y su pequeño Samuel Felipe. Lo hace en el restaurante- bar que montó en la calle 48 con carrera 35, en Cabecera, donde pone en práctica sus conocimientos de cocina.Entonces, como todo fanático del fútbol, prepara con tiempo la camiseta, la gorra y la bandera de su natal Chile para sentarse frente a la pantalla que instaló en su local comercial y disfrutar de 90 minutos del juego. Aunque sabe que tiene paisanos en Bucaramanga, siente nostalgia al no poder reunirse con ellos para hacerle fuerza a su equipo.
“La hora de los partidos se cruza con los horarios de trabajo de todos, por eso es complicado reunirnos. Por lo menos en Chile para este partido (lunes 21 de junio) permitieron a los estudiantes llegar más tarde a clases para que alcanzaran a ver el mundial, pero estando acá es difícil, ya no es lo mismo, nos toca acomodarnos”, dijo mientras le hacía fuerza al partido de Chile contra Suiza. Sin embargo, mientras trabaja en su negocio y atiende a su clientela, saca tiempo para ver los encuentros, que en esta ocasión pintan bien para su equipo.
¿Cómo llegó a Colombia?
Dato
Como amante del fútbol, Fredy también lo ha practicado. Jugó en Cadetes, en inferiores y luego en profesional, donde llegó hasta la categoría juvenil, pero una lesión en la rodilla no le permitió seguir. “En una oportunidad jugué contra Marcelo Salas, él estaba en Temuco y yo en Profesionales, fue un buen encuentro”.
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