“No nos vamos a cansar de quejarnos y de pedirle a la Alcaldía que se apiade y le invierta plata”, dijo Ismelia Sarmiento, quien vive frente al parque. Sillas a las que solo les quedan las bases, pasamanos rotos y los aros de la cancha de baloncesto pidiendo reemplazo, son tan solo algunas de los males de un sitio de esparcimiento para residentes de la zona.Además del estado deplorable cabe mencionar las botellas, colillas de cigarrillos y bolsas que quedan en las zonas verdes, los fines de semana. “Vienen jóvenes traen licor y dejan sus basuras en el pasto y en los pasillos, dándole mal aspecto al lugar”, confirmó otro ciudadano que espera más control ante esta situación.
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