Los saltos, elasticidad, firmeza y fuerza cautivan la atención de quienes ven sus entrenamientos. Y no es para menos. Pareciera que la práctica de la capoeira es para unos pocos osados y apasionados por ella.

Aun con este panorama dibujado por las piruetas y movimientos extremos, quienes se inclinan por esa disciplina creen que es para todos. Por eso en Bucaramanga existen varios grupos de Capoeira y uno de ellos entrena en Cabecera. Es el grupo capoeira Nativos de Minas Bucaramanga, que existe en la  ciudad desde 2005.

Marino Andrés Arce, su director, nos contó que es un derivado del grupo del mismo nombre que existe en Bogotá desde hace unos 18 años y del cual se desprendieron grupos en distintas ciudades del país. En la capital santandereana se creó porque él tenía el interés de seguir practicando este arte marcial, como lo había hecho durante cuatro años.

Para su fortuna se encontró con un amigo del colegio, Jorge Avellaneda, que quería aprender, y ante la falta de una escuela de Capoeira en la ciudad iniciaron sus clases en la terraza de un edificio. Luego llegaron Diego Castiblanco y Carlos y Diego Espíndola, quienes provenían de un grupo de capoeira de Sogamoso. Todos comenzaron a entrenar los fines de semana en el parque de Las Palmas, lo que llamó la atención.

Así fueron uniéndose cada vez más estudiantes de la Unab, la Udes y la UIS hasta lograr la conformación actual de 16 personas. Arce explicó que “la capoeira es un arte marcial, una disciplina que une a los amigos en torno a una parte de la cultura de Brasil”.

Su práctica implica un movimiento básico denominado ginga, que es el balanceo del cuerpo y el componente de baile del mismo. De la ginga nacen los otros movimientos como el pateo con la armada, bênção, queixada, meia lua, de compasso, chapa, s-dobrado, macaco y au de costas, entre otros. Hay otros movimientos que requieren un mayor grado de dificultad por ser acrobáticos, como son el mortal, folha seca, medio giro, duplo, tornillo y 360.

En esto se puede ver que hay una exigencia física y que en algunos casos se requiere de mayor dedicación, que son en el aire y por tanto implican un mayor riesgo. También muestra que paralelo a la exigencia va el fortalecimiento físico, sobre lo cual Arce indicó que es un ejercicio “extraordinario porque todo tu cuerpo está en movimiento, necesitas de todos los músculos para encontrar la armonía de los movimientos dentro del juego de capoeira”.

En lo mental también tiene sus beneficios y permite desarrollar destrezas para la música y el canto con los instrumentos originarios de la capoeira que son el berimbau, pandeiro y atabaque y sus canciones en portugués. “Nos ha enseñado a compartir, a valorar a las personas, a estar en un juego donde no hay ganadores ni perdedores, en donde lo único que importa es la pasión por este arte y todo esto se ve reflejado en el juego dentro de la roda”, dijo Arce.

Cualquier persona puede practicar capoeira. Para el Director del grupo lo más importante es que exista la disposición y verdaderas ganas de hacerlo. Tanto mujeres como hombres pueden obtener buen rendimiento. La diferencia está en la elasticidad de ellas y la fuerza de ellos, pero dentro del juego o la roda de capoeira eso es indiferente. Por eso, niños, jóvenes y adultos pueden animarse a integrarse a los entrenamientos, de los cuales han participado incluso personas de otros países como Francia, Italia, Suecia, Brasil, Eslovaquia, México y España.