Casas que dejan huella
La historia de Cabecera está enriquecida por la existencia y desaparición de varias viviendas, cuyo recorrido iniciamos la semana anterior.
Hoy reseñamos dos viviendas de las cuáles da cuenta la arquitecta Liliana Rueda en su libro: ‘En cuerpo y alma: casas bumanguesas’, con fotografías de Saúl Meza.
La primera es la Casa Cartagena, una residencia ubicada en la calle 54 con carrera 27, la cual aún existe, mientras que la segunda es la Casa Trujillo, ya desaparecida y que se encontraba en la carrera 39 con calle 51.
Ellas dan cuenta de los cambios que ha sufrido durante estos años el sector de Cabecera y están en los recuerdos de los residentes.
Casa Cartagena
Es una de esas joyas arquitectónicas que aún se conserva y según la arquitecta se trata de esos lugares que “se convierten en hito dentro de la ciudad”.
Diseñada por Ángel María Pradilla, su construcción fue realizada hacia 1958 por el industrial Nepomuceno Cartagena y según se menciona habría sido desarrollada en un área de un poco más de 1.000 metros cuadrados sobre un lote esquinero.
La vivienda es calificada como “moderna a secas” para Liliana se caracteriza porque “su lenguaje volumétrico se refiere más a lo que pasa en su interior que a la respuesta a una composición geométrica preestablecida”.
Todo parece imponente de esta casa, la escalera que de acuerdo con la visión de la arquitecta articulaba “la ele de la planta arquitectónica”
Otra cosa que llamaba la atención era el comedor de 14 puestos fabricado por un carpintero alemán.
Casa Trujillo
La casa Trujillo es una de esas viviendas que ya no existen. Estuvo en Altos de Cabecera y su arquitectura era moderna. Fue diseñada por Próspero Chinchilla y construida para Cristóbal Trujillo y su esposa.
Tenía en realidad un solo nivel en el cual se distribuían la cocina, el área social y las habitaciones, pero a desnivel en la parte inferior se encontraban el garaje y el área de servicios.
Liliana describió que “al interior, la altura del espacio ha sido calculada para producir una sensación de calidez y protección, reforzada por la textura de la madera de los pisos y algunas paredes; salón, comedor y sala auxiliar, en mobiliarios de estilo clásico, se comunican por ventanales y una amplia y siempre abierta puerta corrediza transparente”.
Algunas Fotografías
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Muy buen libro Liliana. Grandes recuerdos y memorias de la que si era la ciudad bonita. Felicitaciones
El libro es más bien regularcito. Lo editó la UNAB y quedó mal armado, al menos la edición que yo compré, sellada, y después no se me respondió. Las quince primeras páginas están encuadernadas al revés. Nombró pero no salió la fotografía de la casa de Andrés Serrano el del » llano de don Andrés «. La casa sigue en pié en la carrera 19 como con calle 9 o 10 aprox. Tampoco la casa Trevert. Le faltó rigor. Felicitaciones a ustedes por tener este blog. Estoy buscando mapas antiguos de Bucaramanga. Estoy escribiendo. Gracias. R. Alvarez S.
que buen libro liliana… asi podemos tener presente nuestra historia sin perder…la memoria urbana…