Teatro Sotomayor ¿Se acabó la función?
En el sector que una vez fue llamado El Bosque, en el antiguo lecho de la quebrada La Rosita, sobre la calle 37 con carrera 27, se dio al servicio, en el segundo semestre de 1947 el Teatro Sotomayor.
Una construcción sin muchas pretensiones y un tanto austera, que tenía algunos elementos ‘modernos’, como el techo voladizo de su acceso. No obstante, el Sotomayor fue uno de los cines más exclusivos de la ciudad. Su capacidad llegaba a 400 espectadores, incluyendo los de su pequeño palco.
Durante unos 30 años el teatro tuvo su edad de oro, pues allí varias generaciones de bumangueses vieron las mejores películas de todos los géneros, en matinal, matiné, vespertina y noche. Un teatro donde muchos mozalbetes se colaban a ver películas para mayores de 21.
Pero, como siempre pasa, poco a poco el Sotomayor fue perdiendo importancia y las funciones de cine continuo o rotativo, con carteleras cada vez más ‘pesadas’, deterioraron la calidad del cine y alejaron a su selecta clientela. Nuevos cines habían llegado para atenderla.
Finalmente sus puertas se cerraron en la década de los 90, pero la decadencia en la parte externa fue más notoria y se convirtió en refugio de habitantes de la calle, que lo llenaron de inseguridad y desaseo.
¿Qué seguirá?
El lote al occidente del Parque Cultural del Oriente o parque de Mejoras Públicas, colinda con el Teatro Sotomayor. Allí actualmente hay un parqueadero de vehículos y maquinaria, y ha sido sede de circos, ferias, depósito, entre otros usos.
Cuando la Sociedad de Mejoras Públicas, SMP, recibió el lote en donación, hace unos 13 años, debió vender parte de éste con destinación específica, para obtener un dinero que le permitiera mantener ese y otros parques que estaban bajo su cuidado, explica Julio González Reyes, director ejecutivo de la SMP.
En principio el lote fue declarado reserva forestal, pero eso se cambió y se permitió darle otro uso, aunque sería deseable que el Gobierno recuperara el terreno para extender el parque hasta la 27, puntualiza Julio González.
Pero hay personas que quisieran ver en ese lote un moderno Centro de Convenciones con todas las comodidades.
“Otros piensan que se debería conservar el edificio del teatro, pero realmente no tiene ningún valor arquitectónico, ni histórico, ni cultural, sólo un valor romántico. Por eso lo que se debe es demolerlo”, dice el representante legal de sus propietarios, Álvaro Garzón.
Ese lote es netamente comercial y por eso se manejan varias opciones para desarrollar allí: un centro comercial, un plan habitacional, una estación de servicio, entre otros proyectos. La elección dependerá de cómo se presenten las oportunidades, explica Álvaro Garzón.
¿Habrá estreno?
Pocos recuerdan que la calle 37 atravesaba la carrera 27 y seguía hacia el oriente. Con la clausura de ese paso, el abandono se hizo ostensible. Hoy, ese tramo de la calle 37 al norte del teatro, que fue hasta hace pocos años foco de inseguridad y desaseo, es una moderna estación de servicio.
La fachada del teatro, que estuvo mucho tiempo en estado lamentable, recientemente fue medio tapada con un mural, pero el conjunto es realmente un adefesio, un monumento a la fealdad. El resto de muros de cerramiento se están renovando y Metrolínea ha arreglado los andenes, infortunadamente sin ningún árbol.
Y mientras el sector se recupera poco a poco, los vecinos siguen esperando que los dueños de ese predio, de ese gran lunar de 5.000 m2, le den la mejor sorpresa a ese importante sector, que hará de Bucaramanga una ciudad más bonita y más amable.
Y quién ese ese señor Álvaro Garzón? que ignorancia decir lo que se atreve a decir, cómo es posible que alguien diga que el teatro no tiene ningún valor histórico, ni cultural. Que comentario tan desafortunado.
Con que facilidad convertimos lo que en un comienzo fue muy elegante, en un basurero
Yo si creo que tenia un valor arquitectónico muy grande, la primera vez que fui a cine fue en este teatro era yo un niño, recuerdo que vi las aventuras de pinocho. Ya no hacen teatros con los ornatos que tenia este, ahora se limitan a las cuatro paredes con techo de Icopor , y forrado en cortinas para que tenga “acústica”. No lo digo con nostalgia como dice la nota, sino como un testigo, que ve como en Bucaramanga, la historia simplemente es sepultada, en este caso con basura.
Sin duda alguna, espero que esta gente acepte estos consejos y tal vez una torre de oficinas o una nueva clínica pueda ser la indicada para ese gran lote.
Muy de acuerdo, deben demoler esa construcción y hacer allí algo que realmente valga la pena como lo que mencionan del Centro de Convenciones o Centro Comercial. Sería excelente y de verdad mejoraría mucho el aspecto de la zona, pues la fachada del antiguo teatro hoy en día es de lo mas feo que hay.