Juan Carlos Rincón Liévano, Tras los retos empresariales
Estudioso por naturaleza, enamorado de la historia y la literatura y con un gusto inigualable por la tauromaquia hacen parte de las descripciones que muestran los matices de la vida de Juan Carlos Rincón Liévano.
Quienes lo conocen aseguran que es de esas personas carismáticas, organizadas y capaces cuando se trata de asumir grandes retos y eso es quizá lo que le ha traído la vida.
Juan Carlos es un orgulloso egresado del Colegio San Pedro Claver, de donde se desprenden muchos recuerdos de su juventud.
Fue de esos niños que vivieron en los alrededores del Parque San Pío, cuando se disfrutaba de esa plácida Cabecera en donde aún era posible pasear por las calles en bicicleta y jugar con los amigos haciendo gala de la inocencia infantil.
Piensa que es triste que se hayan perdido muchas cosas de la época, pero reconoce también que los perfiles de las ciudades van cambiando, que con ello llegan comerciantes y más actividades a lugares que otrora tuvieron un carácter eminentemente residencial.
En eso cree que hay que mejorar especialmente en la “disciplina que le hace falta a la ciudad, desde el Gobierno pero también desde el autocontrol del ciudadano”.
Su época de adolescencia también tuvo otra marca indeleble y fue el fallecimiento de su padre, Alejandro Rincón Uribe a quien admiró profundamente.
Fue eso precisamente lo que trajo consigo la posibilidad de convertirse en un profesional en economía, porque aunque no sabía exactamente qué era lo que iba a estudiar sí le pareció que ese podría ser un homenaje a ese hombre que se fue de su vida cuando tenía unos 15 años.
Juan Carlos es economista egresado de la Universidad Javeriana y especialista en Alta Gerencia de las universidades Industrial de Santander y de los Andes.
En algún momento pensó que su futuro estaba en Bogotá y allí empezó su trascurrir profesional, pero un amor que significó mucho en su vida lo invitó a regresar nuevamente a la ‘Ciudad bonita’ en donde ha estado desde entonces.
Primero se le conoció como Director Ejecutivo de Fenalco Santander, cargo que ejerció cuando apenas contaba con 26 años, edad que no fue ningún impedimento para ganar la confianza de los comerciantes o de impulsar nuevos proyectos.
De hecho Rincón Liévano considera que llegar tan joven fue una ventaja por el entusiasmo, las ideas frescas y menos reservas a la hora de impulsar lo que quería.
Su llegada a este gremio fue amable, porque en otras entidades del ramo similar otros jóvenes profesionales ya empezaban a marcar la pauta.
De allí que considera que entre sus más importantes logros estuvieron el crecimiento en el número de afiliados y la recuperación económica.
Sin embargo, se recuerda mucho el componente social que impulsó Fenalco durante su administración con los programas de capacitación, pero también con Fenaltiendas, la creación del ‘Día del tendero’ y las veedurías.
Después vino otra propuesta que le resultó igualmente interesante y fue la Dirección Ejecutiva del Grupo Andino Marín Valencia, Grama, en donde estuvo desde el 2007.
Hace algo más de un mes es el Gerente de Cenfer, otro escenario que promete grandes retos.
Para Rincón Liévano, el primero es superar la Ley 550, pero más allá de eso está el objetivo de lograr que este espacio tenga un equilibrio financiero, sea muy querido por los empresarios, aproveche sus potencialidades y se continúe consolidando como un patrimonio importante de la ciudad.
A los 33 años considera que lo más importante a la hora de trabajar es hacerlo con honestidad y transparencia, respetando al máximo al equipo y evitando generar falsas expectativas.