Raúl Roque Di Marco Rodríguez, forjador de una tradición
En 1950 llegó a Bucaramanga procedente de Buenos Aires un hombre cuya sangre tenía mezcla de italianos y españoles: Raúl Roque Di Marco Rodríguez.
Tenía 27 años y unas ganas inmensas de triunfar en el fútbol, las cuales lo llevaron a traspasar las fronteras de su querida Argentina.
Provenía de un equipo de la B llamado Talleres, recomendado por su amigo Norberto Peluffo. Y aunque nadie lo esperaba en el antiguo aeropuerto Gómez Niño, un aficionado al fútbol sabía de su llegada y le ayudó a instalarse en su nuevo hogar.
Su virtuosidad para practicar el fútbol quedó demostrada durante dos temporadas en el Atlético y luego en el Júnior, donde jugó hasta el 53. Eran las épocas en las que el fútbol era un verdadero arte.
Tras su despedida del balompié decidió volver a Argentina donde residió otros siete años. Sin embargo, su futuro estaba en Bucaramanga. “Me volví sin saber a qué me iba dedicar”, recuerda. Con el apoyo de sus amigos, de su esposa Nena Morales y de una parrillita que le prestaron en el Club Campestre empezó su negocio de comidas en el que sólo vendía carne y pastas, que era lo que había aprendido.
Así nació el Restaurante Di Marco, que hoy completa 51 años de servicio y es toda una tradición en la ciudad.
De su unión matrimonial nacieron Víctor Raúl, Carlos Norberto, Marcelo Javier, René, Raúl Omar y Silvia Andrea. Su vida de futbolista se transformó en la de un experto en carnes, pero sus recuerdos siguieron sumergidos en el deporte de multitudes del cual conserva recortes de periódico y fotos. Incluso, una muy especial donde aparece al lado de Alfredo Di Stéfano y Adolfo Pedernera, considerados entre los mejores jugadores de fútbol de la historia mundial.
La amistad que con el tiempo entabló con Abraham González, Américo Montanini y Norberto Peluffo, se conserva. Sus hijos lo describen como un excelente padre, un hombre que se dedicó con alma y vida al trabajo, ejemplo de superación e incansable luchador. Adquirió su ciudadanía colombiana hace más de 20 años y hace una década se ‘jubiló’, aunque todos los domingos sigue asistiendo al restaurante a colaborar.
Sus días transcurren en medio de la tranquilidad de su hogar en el sector de San Pío donde la televisión y su gran afición por la jardinería son su compañía.
Hoy, a sus 85 años Raúl Roque Di Marco Rodríguez conserva su pasión por el fútbol y una tradición expresada en su restaurante Di Marco.