¿Cuándo reaccionaremos planeta?
Paola Bernal León / Editora Gente de Cabecera
Me gusta creer que los pequeños gestos, aunque parezcan mínimos realizados por un gran número de personas, puedan generar el cambio y repercutir de manera paulatina, en transformaciones macro. Así sea recoger el papel del piso, al punto de hacer eco en otro que vea y repita la acción, multiplicando el compromiso de mantener limpiar la ciudad. Al pensarlo así, esto me hace una persona más responsable de mis actos.
Por eso, si aprendo a reciclar en casa no solo le ayudo al señor que vive de este oficio, sino que además le digo al planeta “¡sí podemos salvarte!”.
De igual forma creo que si un niño nace en un hogar donde prima el amor, si la filosofía de vida de esas personas que lo acompañan en su crianza es netamente amorosa, si lo educan bajo preceptos de respeto por el otro, incluido el planeta, será una persona que aportará a la sociedad ese mismo amor multiplicado.
Pero estamos fallando. Hoy quiero hacer hincapié en el tema que abarca nuestra portada. Resulta sorprendente, incluso triste, que quienes venimos reciclando en casa veamos que los esfuerzos terminan literalmente en la ‘cesta de basura’. O peor aún, en el Carrasco, pues el interés por seleccionar de manera atenta los residuos sólidos se pierde en el afán del recolector de basura, la falta de interés de algunos administradores de edificios que no abren sus puerta a las cooperativas, y del mismo gobierno que no cumple con el 20% que exige como meta el Plan Nacional de Desarrollo, en materia de aprovechamiento de residuos sólidos. En Bucaramanga solo se registra un 2.4% y en Floridablanca, un 0.5% Y nuestro relleno sanitario a punto de colapsar, y nuestro planeta llorando día a día por falta de compromisos.