Armero, una película con sello santandereano
Siendo estudiante de cine en Hollywood y escuchando una emisora en Internet en la que le rendían un homenaje a las víctimas de la avalancha de Armero, en 2005, a Christian Mantilla se le ocurrió una idea.
Le empezaron a llegar a su cabeza imágenes y a preguntarse ¿por qué en Colombia no se ha hecho una película sobre un tema tan importante?
Pensó de inmediato que la tragedia ocurrida en el Tolima no era un tema que enorgulleciera a nadie por la magnitud del dolor de muchas familias, sin embargo se respondió a sí mismo: “pero si se han hecho películas de Vietnam, del Titanic, incluso sobre drogas y narcotráfico del país, ¿por qué no hacer una película que conmemore lo que sucedió ese día?”
Había terminado el año intensivo de formación en dirección de cine con los mejores, pues quienes le dictaban clases y ofrecían su experiencia eran aquellos cerebros que dejaban por unas horas los sets de grabación y edición de Hollywood para ser sus profesores.
Sin embargo la idea de hacer una película sobre Armero era solo eso, una idea en la que por el momento no podía trabajar por razones económicas y profesionales.
Entonces empezó a hacer hoja de vida. Trabajó en la cadena de televisión NBC, en Telemundo, en Azteca América, realizó comerciales de televisión, cortometrajes y hasta hizo parte de una película de Hollywood en la que puso su grano de arena en el departamento de diseño y producción, sin embargo no era una cinta comercial.
Fue ahí cuando pensó que si en realidad quería ser un director, para lo cual había estudiado, debía hacer su propia película. Tres años más tarde de haberle nacido la idea de Armero empezó a escribir el guion de la película ‘Armero’.
Durante dos años se grabó en Bucaramanga la mayoría de las escenas en interiores. En una casa del barrio San Francisco, con un gran salón, se adecuaron varios escenarios. Hasta este lugar llegaron actores de Bogotá para ser parte de ‘Armero’.
La historia de la historia
Regresó a Colombia en 2010 creyendo que en seis meses lograría tener listo su primer producto. Han pasado cinco años y aún no lo termina.
Llegar a la zona del desastre y hablar con las víctimas de la tragedia que les llegó la mañana del 13 de noviembre de 1985, no fue fácil.
“Ellos, la mayoría, reclaman que no se recuerde el 13 de noviembre como el día en que murió la niña Omaira, sino como el día en que desapareció un pueblo con más de 25.000 personas. Me di cuenta que pedían reconocimiento, apoyo de la comunidad colombiana y me dejaban en claro que hubo miles de personas que pasaron cosas peores y pudieron sobrevivir; por ejemplo hubo gente que perdió 10 o 13 familiares, niños que quedaron huérfanos, padres que perdieron a sus hijos, hermanos, tíos, abuelos. Es doloroso saber que tú jamás volverás al pueblo que te vio nacer. Eso es difícil de describir”, comentó el director de 36 años.
Entonces pensó en trabajar en su película con un único propósito: dejar un mensaje positivo, de unión, perdón y reconciliación en el pueblo colombiano.
“Nunca quise hacer una película para destruir a alguien, para señalar a nadie, todo lo contrario, para dejar esas asperezas a un lado y para mostrar cosas agradables del país. Yo sé que la tragedia no es agradable, pero traté de mostrar cómo Colombia se olvidó de todos los problemas y se unió alrededor de esta gente. No hablo de amarillismo, ni de revivir el dolor, ni de ‘echarle sal a la herida’. Hay gente que quiere conocer la historia como actor principal del relato y eso se logra en el cine. Tú entras al cine y eres vulnerable a lo que te muestren en las pantallas. Te pueden hacer reír, llorar, sentir miedo, terror. A la gente le gusta conocer historias pero desde una primera persona. No es como leerlo en un periódico o verlo en un documental, sino que la gente realmente viva lo que se pudo haber sentido el 13 de noviembre, cuando un pueblo se encontraba durmiendo y los despertó una avalancha que arrastró con sus casas”, explicó Christian.
Así fue recopilando imágenes, momentos. Iba escribiendo, desarrollando la idea, entrevistando sobrevivientes, ingenieros, rescatistas e iba formando más y más la historia. En esto tardó casi dos años.
Mientras tanto su hermano Javier, quien para esa entonces se capacitaba en efectos especiales en Estados Unidos, iba trabajando en hacer su aporte a la cinta.
Los actores
Sin embargo el director tenía claro que en la película lo principal sería la historia y quería evitar que se desviara la atención hacia los actores.
“Puede que sean muy buenos y lo son, a muchos los vemos en la televisión y no sería fácil verlos ahí y luego en una escena como cultivadores de algodón, humildes. Debía buscar actores que fueran creíbles para la historia.
En el proceso de selección duré un año, aproximadamente. En la cinta están Benjamín Herrera, Aida Morales, Toto Vega, Nórida Rodríguez, Alejandro Buenaventura, Humberto Arango y Mauricio Figueroa, entre otros.
Todos ellos se acoplaron a nuestras capacidades y se portaron espectacular. Vinieron a grabar a Bucaramanga y fue chévere, pues trabajaron con un director que apenas va a hacer su primera película y con muchas limitaciones, eso les llamó la atención”.
Además, la película santandereana les brindó la oportunidad a actores de la región, que luego de avisos en periódicos, volantes y el ‘voz a voz’ entre colegas, se enteraron de que en Bucaramanga se grababa una película con
Llegaron las fatigas
La preproducción y la producción de la película ‘Armero’ avanzaron a pasos lentos debido a la falta de recursos económicos.
Christian llegó a Colombia chocando con una realidad para quienes sueñan con producir historias en la pantalla gigante: la falta de apoyo económico.
“Pensé que iba a recibir ayuda de entidades gubernamentales o privadas, pero todo lo contrario. Cero apoyo. Todo lo que estoy haciendo, el trabajo de tantos años ha sido con mis ahorros, ayudas de amigos y familiares, y préstamos en los bancos. Es increíble ver cómo aquí, ni nacional ni departamentalmente, les interesó la idea y ver cómo sí, desde Estados Unidos, la cadena de noticias CNN la destacó. A ellos les encantó la idea y me entrevistaron. Dijeron que les parecía buenísimo que se estuviera haciendo una historia diferente a la de las películas de narcotráfico que han caracterizado negativamente este país”, describió sobre la respuesta que recibió frente a su producción.
Sin embargo siguió adelante y salió ‘con las uñas’ a hacer su idea realidad.
Luego de grabar unas imágenes las presentaron ante empresas, pero esta vez hubo otro efecto: creyeron que mentía.
“Les encantaba lo que veían pero seguían con la duda. No creían que con los recursos tan bajos que manejábamos hiciéramos semejantes imágenes y trabajo”.
Esto les dio más impulso, creyeron en sí mismos y esa credibilidad fue la misma que más adelante hizo que la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab, les abriera las puertas.
Les mostraron el proyecto y les pareció fabuloso que un santandereano lo estuviera dirigiendo y de inmediato decidieron ayudarlo, como patrocinadores.
Esa ayuda les sirvió para terminar la producción de la película, que se hizo en gran parte en Bucaramanga.
Pero como ocurre siempre y como reza el dicho “la plata es una ilusión” y así como llega, se va.
Vino entonces el proceso de la postproducción.
“Por lo general una película colombiana, maneja en esta etapa la edición, colorización, audio y musicalización, pero en esta película tenemos un ingrediente más: los efectos visuales. Esto hace más demorada la postproducción, pues se hizo en Estados Unidos y viajar allí, ponerme en contacto con las personas que trabajan en esto, aprobar efectos que a mi parecer deben hacer parte de la historia y desaprobar imágenes, requiere de dinero y tiempo”, explicó.
Así ha pasado estos últimos años para Christian, un obstinado por el cine. Es tan apasionado y entregado por su primer producto, que además de director cumple con varias funciones, pues la falta de apoyo se refleja en la ausencia de camarógrafos, sonidistas, productores, editores…
No descuida ningún detalle y su espíritu perfeccionista seguramente se verá reflejados en las imágenes de la película.
La más esperada
Como muy pocas veces ha ocurrido en este país, ‘Armero’ ha sido una de las películas más esperadas en las salas de cine.
Ha dado tanto de qué hablar que desde que se inició el casting es noticia en los medios nacionales.
Que ya se seleccionaron los personajes, que ya están grabando, que ya terminó la producción, que sigue la edición… para cada etapa de la producción de la cinta ha habido un titular en los noticieros y periódicos del país.
“Hay gente que me pregunta por qué me demoro tanto y pues por eso concedo entrevistas, para contarles en qué vamos y por qué tanta demora: por plata. A veces me pongo a pensar por qué tengo tanta presión en terminar la película y digo: es que hablar de Armero es un tema impotante para el país y esto ha llamado la atención de los medios que quieren saber del proyecto como tal, cuándo se estrena, dónde se graba, quién la hace… y todo esto ha generado mucha expectativa en la gente. Esta película se ha movido a un ritmo de que cuando hay dinero se graba y cuando no hay se busca, se ahorra, se graba, se acaba y toca salir a buscar más dinero. La película de Armero es una, y la historia de cómo se hizo la película es otra. Es increíble. Yo creo que de esto sale un libro. Esto demuestra que en realidad el que quiera hacer una película con pasión lo hace y no lo para nadie. Por ahora estamas finalizando la musicalización y luego pasaremos a la masterización de audio, lo que quiere decir que es la etapa final en el proceso. Cuando tengamos una fecha confirmada del estreno por parte de los distribuidores y las salas de cine, lo publicaremos de inmediato”, aseguró el director.
Un compromiso con los armeritas
A pesar de los tropiezos, terminar esta película se ha convertido en una obsesión, en un compromiso con la gente de Armero.
Dice que para él es importante saber qué pensará en un futuro el público colombiano sobre la película, pero es mucho más importante la opinión de las víctimas, porque sin la aprobación de ellos jamás habría empezado a escribir el guion.
“Por el contacto que tuve con ellos sé que el 99% está feliz y orgulloso por la película. Me han respaldado y dicen que sin ser armerita he hecho más por ellos que el mismo Gobierno. Mi intención no ha sido generar polémica con la película, es entender su dolor, que no solo fue el 13 de noviembre de 1985, sino de ahí en adelante”.
Y menciona la tragedia que aún vive su gente: el haber perdido su pueblo, el no saber de dónde son, pues un día les dicen que son de Armero Guayabal, a donde fueron trasladados los sobrevivientes, y otro día no son de allí. Después les recuerdan que Armero ya no existe. Más adelante les dan una casa de una habitación para que vivan allí 5 o 6 personas. Y ni qué decir de los niños que fueron separados de sus madres, llevados a otras ciudades para ser entregados en adopción, y del drama de las madres que saben que sus hijos no murieron y que aún desean saber de su paradero.
“Fuera de eso el Gobierno les dice que van a hacer estudios para construir un nuevo Armero, y luego que no lo van a reconstruir. Después que van a hacer un parque en homenaje a Omaira y eso les molesta porque insisten en que no es posible que el homenaje sea a una sola víctima cuando fueron más de 25 mil. Lo entiendo perfectamente. Todo eso me llevó a realizar esa película y a mantenerme en pie sin importar qué pasará financieramente en mi vida”, dijo el director, quien espera ansioso el día en que se proyecte por primera vez su cinta de 1 hora y 40 minutos.
“Solo espero que a la gente le guste, sobre todo a los armeritos. Si sucede esto cualquier cosa que venga es bien recibida. Si recupero dinero para pagar las deudas me doy por bien servido. Y si nos va muy bien, pues mejor porque podré pagarle a la gente que hizo parte de este sueño. Eso sería espectacular”, dijo.
5
años lleva Christian Mantilla trabajando en la película ‘Armero’.
Algunas imágenes de la película
A pesar de las adversidades, Christian siente que tiene un reto con esta película: entregar un producto que genere una sensación en los espectadores.
“Es complicado con la cultura colombiana que las apariencias sean tan importantes en el momento de convencer a alguien en un proyecto como estos. Si tú no aparentas mucho poder y dinero, y mucha maquinaria en la parte de producción de cine, entonces generas poca credibilidad.
Una funcionaria de la ciudad me dijo cuando fui a pedirle apoyo para continuar con mi película: “pero Christian, si quiere el apoyo de nosotros ¿por qué hace una película del Tolima, de Armero? Debería ponerle un nombre diferente”. Y yo decía: si le cambio el nombre a mi película prefiero no hacerla porque el nombre es lo más importante. En vez de pensar que va a ser un halago para otro departamento deberían tomarlo como que estoy mostrando que en Santander se pueden hacer películas de cualquier tipo.
Eso significa que se puede producir cine de cualquier tipo. “Y le ponía el ejemplo de Batman: ¿Usted cree que Ciudad Gótica existe? Esos son estudios en Hollywood. Hay que industrializar y universalizar el cine y si se puede hacer desde Santander mucho mejor. Es que no es necesario hacer películas que tengan que ver con Santander, que mencionen a Santander, para que tengan sello santandereano. Se pueden trabajar temas diferentes a lo que pasa aquí”, recalcó