“El médico no debe olvidar la parte humana”
Conocimiento científico, experiencia y ser muy humano. Esta es la combinación perfecta que todo médico debe tener.
Así lo define Gabriel Manuel Vargas Grau, quien cumplió 27 años de ejercer la medicina, una de sus grandes pasiones.
Es médico de la Universidad Industrial de Santander y se especializó en Neurocirugía en la Clínica San Rafael de la Escuela de Medicina Juan N. Corpas, la misma que le dio la oportunidad de estar ocho meses de residencia en la Universidad de Minnesota.
Su vida ha estado ligada con la medicina, tanto que en su entorno familiar este tema es común pues su esposa María Adela Rosales Martínez-Villalba es enfermera y sus dos hijos Andrés Felipe y Gabriel Eduardo entran en 2013 a cursar sexto semestre de Medicina en la Unab.
“Fue una sorpresa y la verdad me alegré mucho cuando me contaron que querían estudiar esto. Ellos tomaron su decisión muy independiente, conocen de cerca cómo es la profesión médica y quizá vieron el gusto de su papá por lo que hace y por eso se vieron orientados. Finalmente uno debe hacer lo que quiere, le guste y que cree que puede hacer con amor”, dijo este exalumno del San Pedrito.
No pudo graduarse bachiller en Bucaramanga porque por cuestiones laborales su padre se tuvo que trasladar a Acerías Paz del Río, por eso su título le pertenece al colegio Nacional del Sugamuxi, de Sogamoso, Boyacá, sin embargo su corazón, familia, registro civil y demás están en esta tierra.
Además de atender pacientes en su consultorio del Centro Médico Ardila Lülle y de visitar sus pacientes en la Clínica Chicamocha, el doctor Vargas reparte los minutos del día con la docencia, pues forma estudiantes de pregrado de Medicina de la Unab.
“Aún no le he dictado clases a mis hijos pero ya hemos estado juntos en algunos seminarios del Semillero de Neurocirugía de la Unab, que es un grupo de jóvenes interesados en proyectos de investigación de esta área y que surgió desde el año pasado”, explicó.
Una parte importante de su vida
Como todo médico sabe que no es fácil distribuir equitativamente el tiempo entre la familia y el trabajo, pero hace sus esfuerzos por lograrlo.
Sabe con certeza que tener una familia consolidada hace que su rendimiento profesional arroje mejores resultados, por eso no se cansa de repetir que el médico debe tener ante todo un sentido humano deslumbrante.
“Quien aspire a ser médico debe tener la cualidad de servicio desinteresado. A pesar de que es la profesión y vivimos de eso debe primar ese ánimo de ayudar a la gente con salud. Esto me ha dejado satisfacciones grandes que no las llena el dinero”, comentó.
Respecto a la familia dijo que es importante tener siempre a una persona que le acompañe.
“Tuve la fortuna de encontrar una esposa que es enfermera y entiende los afanes de esta profesión por eso tratamos de compartir tiempo en familia. Por ejemplo en el almuerzo cuando no podemos ir a casa ella trae al consultorio y como los hijos rotan por la clínica y la universidad nos encontramos y hacemos un almuerzo familiar en el carro…”, contó con alegría sobre su familia y su esposa con quien lleva 26 años “de feliz matrimonio”, como él mismo lo resalta.
En el deporte
Salir a caminar con su esposa hace parte de sus rutinas, sin embargo hubo una en su vida que marcó la diferencia: jugar squash.
Empezó a practicarlo recién graduado de la UIS cuando laboró en un centro médico que tenía una cancha. Poco a poco se fue familiarizando con la raqueta al punto de inducir a sus hijos en este deporte.
A ellos les gustó tanto que con el tiempo viajaban a campeonatos nacionales donde hacían buenas representaciones.
La incursión del doctor Vargas en las canchas del Club Unión y del Club Campestre lo llevaron a posicionarse como presidente de la Liga de Squash de Santander durante cinco años, cargo que entregó en 2011.
El doctor Gabriel Vargas atiende pacientes con tumores cerebrales y columna. Su éxito y experiencia en el campo lo catalogaron como presidente del Capítulo Neuro Oncología y base de Cráneos de la Asociación Colombiana de Neurocirugía. Además es el vicepresidente del capítulo de Neurocirugía Oncológica de la Federación Latinoamericana de Cirugía.
Este medico »humano» se refirio a mi madre de 93 años que hoy esta en urgencias de la comuneros de la siguiente manera. Al despedise en la estacion de enfermeria….»ahi les dejo ese chicharroncito, y riendose»..mi hermana que estaba alli lo escucho. Deberia ser congruente con lo que escribe. Gracias.